Ayer estaba citado a declarar como testigo en el juicio del procés uno de los principales pesos pesados de ERC, Pere Aragonès. En previsión de que a Oriol Junqueras, líder indiscutible del partido, pueda quedarle aún bastante tiempo de cárcel, el vicepresidente de la Generalitat y el presidente del Parlament, Roger Torrent, son ahora mismo los dirigentes con más proyección de Esquerra. ¿Le interesaba a Aragonès, citado por Vox para explicar su relación con el 1-O, someterse a un interrogatorio que, como ya han demostrado las acusaciones, muchas veces tiene más de político que de judicial? Seguramente no. Y no solo por razones de estrategia partidista, sino también por su situación procesal: el vicepresidente de la Generalitat se halla en un limbo jurídico.

El juzgado número 13 de Barcelona remitió en su momento una exposición razonada al TSJC para que investigara a Aragonès, pero de momento no está imputado, por las inconcreciones acerca de qué actos vinculados con el referéndum pudo llevar a cabo. Pese a ello, el vicepresident trasladó un escrito al Supremo en el que señala que se considera «materialmente investigado», y pidió ser eximido por este motivo de su obligación de declarar ante Manuel Marchena.

El juez fue magnánimo. «Entendemos que por más que [la imputación] haya sido rechazada por considerarla insuficiente, puede dibujar escenario en que usted tenga interés en no declarar. Si manifiesta deseo de no declarar, hemos terminado», dijo cuando tuvo delante a Aragonès. «Manifiesto mi deseo de no declarar», respondió el vicepresident. Y eso fue todo.

Posteriormente, tanto él como fuentes de su partido alegaron que el hecho de que hasta tres juzgados investiguen los mismos hechos genera indefensión, y demuestra que el proceso contra los impulsores del 1-O y la declaración unilateral de independencia es «político». Aragonès añadió que Vox, que ejerce la acusación popular en el Supremo, podría haber utilizado su declaración en su contra en otro juzgado.

«Yo estoy dispuesto a explicarme donde haga falta, pero siempre defendiendo mis derechos. Nos encontramos con que la misma extrema derecha nos persigue también en el juzgado número 13 de Barcelona. Existía el riesgo de intentar mi imputación a través de otro procedimiento», sostuvo tras su fugaz careo con Marchena. Pero lo cierto es que Aragonès no ha sido el único dirigente de Esquerra que ha esquivado estos días las cámaras que siguen cada detalle de lo que pasa en el Supremo. Los abogados de la defensa de Junqueras y Jordi Cuixart han renunciado a las declaraciones de Alfred Bosch, conseller de Exteriors, y de Miquel Àngel Estradé, senador republicano. Estaban citados para esta semana, pero los letrados enmarcan la renuncia en «la estrategia de defensa, que se fija de la manera más conveniente». Aunque otros políticos vinculados a ERC sí comparecerán estos días ante Marchena -hoy lo harán Joan Ignasi Elena, citado por Vox, y el eurodiputado Jordi Solé-, los más significativos soslayaron la refriega. La renuncia de Aragonès descafeinó la sesión de ayer.

rosas rojas y amarillas / En una jornada de especial relevancia como es la de San Jorge, los acusados lucieron en su solapa una pequeña rosa, algunas rojas y otras amarillas, el color que simboliza el movimiento político y social que exige la puesta en libertad de algunos de ellos. Más rosas se vieron en el Salón de Plenos, tanto en la ropa en forma de broches, como en las manos de algunas de las personas que acudieron al juicio de público, e incluso en las salas para la prensa, donde se vieron libros que algunos periodistas se regalaron.