El Gobierno español ha optado por exhibir firmeza ante Bélgica por la reincidencia del presidente del Parlamento de Flandes, Jan Peumans, en sus ataques contra España. Tras convocar ayer por tercera vez en un mes al embajador belga en Madrid, Marc Calcoen, el ministro de Exteriores, Josep Borrell, le comunicó en persona que retira el estatus diplomático al delegado del Gobierno de Flandes, André Hebbelink.

Antes de la cita, el ministro Borrell avanzó que su conversación con Calcoen tendría «algo más de contenido» que las meras «advertencias» del Gobierno. En media hora de reunión, el ministro reiteró al embajador belga el «malestar» del Ejecutivo por las declaraciones del presidente del Parlamento flamenco, que ha considerado «inaceptables e impropias de un país amigo y aliado» y «contrarias al espíritu de fraternidad entre pueblos que comparten un proyecto común en el marco de la UE». Por ello, y de acuerdo con Convenio de Viena de Relaciones Diplomáticas de 1961, «España deja de considerar» a Hebbelinck «como agente diplomático, retirándosele los correspondientes privilegios e inmunidades». «Como cualquier ciudadano de la UE, puede, si lo desea, seguir prestando servicios, como personal de la misión, pero sin estatus diplomático».

El presidente del Parlamento de Flandes, Jan Peumans, tildó de «inadmisible» el encarcelamiento de los políticos por el 1-O y afirmo que «el Gobierno español es incapaz de cumplir las condiciones para formar parte de una Europa democrática». «Encerrar a políticos es un acto de violencia», dijo Peumans.