Se ha convertido en algo habitual ver diariamente en los medios de comunicación noticias referentes al covid-19 y cómo está afectando en todos los ámbitos de la sociedad: sanidad, economía, política, empleo y educación, entre ellos. Así pues, una de las grandes dudas que surge por parte de las familias, el profesorado y el propio alumnado trata sobre cómo está repercutiendo la presente situación en el rendimiento escolar. Ante esto, se han resaltado varios aspectos que están teniendo efectos negativos sobre los resultados académicos y el pleno desarrollo de los niños y niñas.

Una de las medidas tomadas para combatir el covid-19 ha sido el distanciamiento social, provocando en las escuelas la división del alumnado en todos los espacios, la imposibilidad de trabajar de forma grupal y cooperativa o de compartir el mismo material, la cancelación de numerosas actividades y salidas programadas, entre otras cosas.

Este hecho, sobre todo en las etapas de preescolar y primaria, ha llevado a un clima de incertidumbre respecto al desarrollo integral de los más pequeños, ya que son momentos en los que es sumamente importante el trabajo de la competencia social y el ajuste emocional, tarea que se dificulta por la falta de interacción social. En estudios superiores universitarios y no universitarios se ha cancelado prácticamente toda la docencia presencial, lo que ha traído consigo la necesidad de impartir las clases a través de diferentes plataformas en Internet.

Es una realidad que las tecnologías de la información y la comunicación están a la orden del día. Cada vez son más los avances respecto a las mismas y, consecuentemente, disponemos de un mayor número de recursos en nuestras casas o en las aulas de los centros educativos.

En este sentido, la reducción de la docencia a su formato online provocada por el covid-19 ha llevado a un desarrollo todavía más vertiginoso de las mismas, pero, ¿realmente están preparados docentes y discentes para ello?, ¿cuenta el profesorado con la formación tecnológica suficiente para impartir sus clases de forma virtual? Se puede observar cómo algunas familias no cuentan con los recursos tecnológicos necesarios, sobre todo las de centros educativos situados en zonas económicamente desfavorecidas. Además, no todas las personas cuentan con una buena conexión de red, las plataformas se saturan, las cámaras y micrófonos no funcionan y un sinfín de problemáticas más.

Gran parte del profesorado y de las familias cuentan con poca formación en materia tecnológica, lo que ha dificultado el cambio repentino a la enseñanza de manera virtual. De igual manera, hay que tener en cuenta los meses del pasado curso escolar perdidos por el confinamiento social.

Muchos alumnos y alumnas, especialmente aquellos que tienen más dificultades para aprobar las asignaturas o que no han contado con los recursos tecnológicos necesarios para seguir la docencia online desde sus casas, han visto afectado su rendimiento académico por perder meses de clase presencial.

Además de no haber podido disfrutar de las explicaciones de las diferentes materias por parte del profesorado, muchas familias han tenido dificultades para ayudar a los niños y niñas con las tareas, ya sea por falta de tiempo o de conocimiento. Las asignaturas que requieren de presencialidad de forma imprescindible, como educación física y educación musical, también se han visto afectadas, no pudiéndose impartir gran parte de su contenido.

Indudablemente, la pandemia que estamos viviendo ha afectado negativamente a la educación en todos sus niveles, entorpeciendo el aprendizaje de los contenidos y dificultando el desarrollo de las habilidades sociales, pero no por ello debemos conformarnos, sino adaptarnos y suplir todas esas carencias de la mejor forma posible hasta que vuelva esa normalidad que tanto ansiamos.

(*) Maestra de Primaria