Decía Séneca que no hay bien alguno que nos deleite si no lo compartimos. Y como llevado a rajatabla, este principio tan simple como cierto, ha calado en este instituto del Campo de la Verdad. Teniendo como base la metodología de aprendizaje a través de servicios, profesorado y alumnos han puesto en marcha dos proyectos que, aunque distintos, tienen un trasfondo común: la solidaridad.

Hace unos días unos sesenta jóvenes de entre 12 y 14 años, disfrutaron de un día de convivencia con un grupo de personas mayores del Hogar Residencia San Pablo, de Cáritas. Pablo Regodón, profesor y coordinador de esta actividad, explica que desde distintas asignaturas (Educación Física, Matemáticas y Lengua) se han creado juegos de estimulación cognitiva y memoria, como puzzles o juegos de ingenio, así como un tour virtual por el instituto y el barrio, haciendo uso de Google Maps y Google Earth en una tableta. «Muchos de ellos llevan tiempo sin salir de la residencia y no conocen como está la zona actualmente. Otros son de Cataluña o Galicia y gracias a la tecnología han podido volver a ver la calle o la casa donde vivían». Un paseo digital que les ha llenado de ilusión. También tuvieron ocasión de intercambiar información sobre temas como el cambio de pesetas a euros o de disfrutar de una serie de mini dramatizaciones relacionadas con las emociones, eso sí, todo ellos acompañado de un desayuno con churros y chocolate. La experiencia ha sido tan satisfactoria para ambas partes que la repetirán en el tercer trimestre en la caseta de feria que montan en el instituto. Allí, serán anfitriones los alumnos e invitados de honor los mayores.

El otro proyecto llevado a cabo ha sido un mercadillo solidario coordinado por los estudiantes de 3º de ESO. En esta ocasión, han elaborado objetivos para su venta, como jabón casero o material deportivo con productos reciclados. También han recogido juguetes y libros. Todo el dinero recaudado lo han donado a la asociación benéfica del barrio, el comedor social Rey Heredia. «Lo que se ha obtenido de las ventas nos ha servido para comprar comida saludable en los pequeños comercios de la zona, que es lo que hemos entregado en el comedor», apunta Regodón quien añade que «los jóvenes, además, realizaron una visita guiada por las instalaciones del Rey Heredia, conociendo los servicios que prestan. Con esta actividad educamos en valores como la solidaridad, el comercio justo, el reciclaje o la alimentación saludable» y todo ello, sin salir del barrio.