Que la economía española haya recuperado las tasas de crecimiento previas a la crisis, pero que los salarios vayan quemando trimestres sin acabar de coger el mismo ritmo tiene dos explicaciones. Por un lado, las altas tasas de parcialidad no deseada, es decir, aquellos trabajadores que no realizan una jornada completa pero desearían hacerlo, y, por el otro, los altos niveles de paro estructural que tiene España.

El autor de dicho diagnóstico, expresado en una línea muy parecida en anteriores ocasiones por otros actores, no es otro que el Banco de España. Bajo el título La moderación salarial en España y en la UEM, publicado ayer, el organismo monetario concluye que factores como la parcialidad no deseada o la «holgura en el mercado laboral» habrían desempeñado «un papel relevante a la hora de explicar el reducido crecimiento salarial».

NIVELES DE DESEMPLEO / El concepto de «holgura del mercado laboral» se traduce en lenguaje mundano en altos niveles de desempleo. España tenía en agosto, últimos datos de Eurostat, una tasa de paro del 15,2%, la segunda más alta de la UE tras Grecia. Mucha gente desempleada significa que las empresas tienen un mayor margen para elegir a quién seleccionan para un puesto de trabajo y, por ende, no hace falta que paguen tanto. Una característica a la que el Banco de España suma la alta presencia de parados «desanimados», es decir, aquellos que ven tan difícil encontrar un empleo que ya ni lo buscan.

La calidad del empleo ofertado por las empresas también es una variable de mucho peso en el diagnóstico que explicar la moderación salarial que viven los trabajadores. En el 2017, según datos de Eurostat, el 61,1% de los trabajadores que tenían un contrato a tiempo parcial desearían haber tenido uno a tiempo completo. Una cifra 2,3 veces más alta que en la media de la UE. «Durante la crisis financiera, al menos un número importante de empresas se enfrentaron a la caída de la actividad sustituyendo una proporción relevante de trabajadores a tiempo completo por trabajadores a tiempo parcial, con el objetivo de limitar sus costes laborales», señala el Banco de España en su informe.

A ello se suman los altos niveles de temporalidad, también más elevada en comparación con Europa. En España, en el 2017, el 26,4% de los contratados tenían un contrato temporal, frente al 13,4% de la media europea. En este sentido, el Banco de España ha detectado que la recuperación del empleo, en términos cuantitativos, llega en España por la vía de la contratación temporal, ya que en sus números detecta que, a menos paro, más temporalidad.

A todo esto se añade un menor optimismo frente a la situación económica del país ahora que antes del estallido de la crisis. Un escenario en el que la mayoría de empresarios prevé una futura inflación es más proclive para subir los salarios que uno más pesimista. Lo que el informe ya no abarca es el efecto a medio plazo de las actualmente tasas de inflación, por encima del 2%, que puede tener sobre la economía y por tanto sobre las empresas y la evolución del empleo.