Después de haber triunfado en la última edición de los Oscar con La forma del agua, lo que más enorgullece al cineasta mexicano Guillermo del Toro es observar que en su carrera hay «coherencia», y asegura que «la terquedad sostenida se convierte en estilo». Del momento de recoger la estatuilla recuerda la sensación al subir al escenario, darse la vuelta y ver «un mar de caras que era como un catálogo de cine», afirmó en un encuentro con periodistas Del Toro, que ayer recibió el Premio Málaga en el vigésimo primer Festival de Cine en Español, inauguró una estatua conmemorativa y ofreció una masterclass para abrir el certamen.