El Gobierno aprobó ayer que el toque manual de campanas y la cultura del esparto sean declaradas Manifestaciones Representativas del Patrimonio Cultural Inmaterial, lo que implica que serán objeto de salvaguardia por las administraciones públicas.

La portavoz del Gobierno y ministra de Educación, Isabel Celaá, anunció esta decisión en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

La declaración de la cultura del esparto pretende «impulsar los valores cultural e identitario, económico, social y ambiental de esta actividad».

Celaá recordó que se trata de «un elemento milenario de la cultura española» que tradicionalmente ha estado vinculado al sistema agrícola y el trabajo, pero que ha vuelto a florecer en los últimos tiempos gracias a la moda y la cultura artesanal. Las zonas más asociadas a esta práctica se sitúan en la cuenca del río Guadiana Menor, en Andalucía, y en la del río Segura, en Murcia, y en localidades como Blanca, Calasparra, Archena y Cieza en Murcia; Jódar, Cabra del Santo Cristo y Úbeda, en Jaén; Cúllar, Benamaurel y Castilléjar, en Granada; Pilas, en Sevilla e, incluso, Madrid.

En cuanto al toque manual de campanas, se trata de «un lenguaje sonoro que ha funcionado a lo largo de los siglos como un medio de comunicación que cumple las funciones sociales de informar, coordinar, delimitar territorio y proteger», además de la simple llamada a misa.

Con esta declaración se pretende evitar la pérdida de esta costumbre que ha dejado de ejecutarse en muchos lugares, aunque aún no se ha perdido su conocimiento y muchas torres y campanas se encuentran aún en situación de poder ser recuperadas. El Gobierno subraya que existe una «laguna documental» respecto a este ámbito patrimonial, ya que apenas un 10% de las campanas existentes en España están documentadas.