Habrá quien todavía siga presentando a Siri Hustvedt, ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Letras en su 39ª edición, como la esposa de Paul Auster, pero la escritora norteamericana de origen noruego tiene una vasta trayectoria literaria como para tener una consideración autónoma e importante. Curiosamente, se da la circunstancia de que su marido recibió el mismo galardón bajo la denominación de Príncipe de Asturias, en el 2006. Nacida en Minessota en 1955, la autora se dio a conocer gracias a una inquietante novela, Todo cuanto amé, que hizo que su nombre se apartara definitivamente del de su marido, pese a compartir algunas inquietudes como la metaficción o el mundo del arte.

Paralelamente a esa vocación, la autora también ha cultivado, y con gran éxito, el ensayo, en el que que ha vertido su interés por la neuropsiquiatría que cristalizó en La mujer temblorosa y en numerosas charlas sobre el tema, además del feminismo con La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres. Entre los premios recogidos por la autora están el Femina francés y el Gabarron Internacional de pensamiento. La autora acaba de publicar la novela Recuerdos del futuro (Seix Barral), donde recoge diversas experiencias de su juventud en clave memorialística de sus años de formación y muchas de las obsesiones que marcan su literatura como la memoria, la violencia, la frontera entre la lucidez y la locura y el poder del patriarcado. El jurado en esta ocasión ha estado integrado por Xosé Ballesteros Rey, Xuan Bello, Blanca Berasátegui, Jordi Gracia, Lola Larumbe, Antonio Lucas, Carmen Millán, Santiago Muñoz Machado, Rosa Navarro, Leonardo Padura , Pablo Remón Magaña, Laura Revuelta, Ana Santos Aramburo, Íker Seisdedos, Diana Sorensen, Juan Villoro y Fernando Rodríguez Lafuente.

El jurado ha ensalzado de esta novelista, ensayista y poetisa estadounidense su perspectiva feminista y su preocupación por las cuestiones fundamentales de la ética contemporánea. El acta, que fue leída por el presidente del jurado y director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, destacó que la obra de Hustvedt es «una de las más ambiciosas del panorama actual de las letras» e «incide en algunos de los aspectos que dibujan un presente convulso y desconcertante, desde una perspectiva de raíz feminista». Muñoz Machado también destacó que escribe desde «posiciones muy valientes». «Es una escritora completa desde todos los puntos de vista y con mucho recorrido todavía», hizo hincapié antes de subrayar su conocimiento de numerosas disciplinas científicas, «que mezcla con el humanismo».

LUCHADORA FEMINISTA // Según dijo, la autora de El verano sin hombres, Todo cuanto amé o Elegía para un americano es «uno de los valores mayores» de la literatura internacional. En el mismo sentido se pronunció el escritor cubano Leonardo Padura, quien enfatizó la habilidad de Hustvedt de moverse entre la narrativa y el ensayo y además hacerlo «con una enorme capacidad de penetración en una realidad muy convulsa, como la contemporánea».

Otro de los miembros del jurado, la catedrática y filóloga Rosa Navarro, se mostró «encantada» de que este año el galardón recaiga en una «auténtica pensadora intelectual» que, a través de su formación humanista, es capaz de escribir de psicología o arte. Antes de resaltar que Hustvedt no solo es una «luchadora feminista», Navarro aseguró que la estadounidense ha sido capaz de demostrar cómo «las humanidades se pueden fundir con la ciencia y dar lugar al pensamiento».

El crítico literario Jordi Gracia, que este año se entrenaba como jurado, puso en valor su «nivel de valentía» y «capacidad» para explorar las debilidades y fortalezas del ser humano en «un contexto de transformaciones muy profundas».