El paisaje de su tierra, Los Pedroches, vuelve a ser la inspiración y el hilo conductor de la nueva colección de acuarelas del pintor y viñetista cordobés Nemesio Rubio, que desde esta tarde se podrá disfrutar en el Patio Barroco de la Diputación bajo el título de Hábitat. «He tenido otro tipo de motivaciones a la hora de pintar, pero, al final, la tendencia me lleva cíclicamente a inspirarme en la dehesa de Los Pedroches, en sus ríos, en sus hábitats» porque «siento mucho la tierra», señala Rubio, que se entusiasma cuando habla de la «cantidad de matices que se pueden encontrar en esta zona, según las estaciones del año».

Y todo esto lo refleja en unas cincuenta obras de distintos formatos en los que vuelca su técnica habitual: «La acuarela tiene algo, hace tiempo utilizaba otras técnicas, como el óleo o el acrílico, pero hace 20 años empecé a experimentar con la acuarela y me di cuenta de que quizá sea la técnica que más se adapta a mi manera de ser, a mi forma de expresarame», dice Rubio, que destaca que «es más sugerente, tiende más a reflejar el carácter, la sensiblidad y los sentimientos del artista». «Con la acuarela me siento reflejado, más a gusto trabajando», aunque, reconoce, «es una técnica que requiere práctica y muchos años de dedicación». «Hoy por hoy, es lo que me engancha y, aunque pueda experimentar otras técnicas, ahí es donde me siento mejor», prosigue el artista.

De formación autodidacta, desde muy pequeño se sintió atraído por el dibujo y por la expresión plástica, pese a que en su época escolar aún no existía lo que hoy llaman Educación Artística. Por sus primeros cuadernos de dibujo desfilaban personajes sacados de las portadas de los tebeos de la época: el Capitán Trueno, el Jabato, El guerrero del antifaz y el Pequeño luchador, recuerda. «Entonces, en los libros de texto apenas había imágenes», rememora Rubio. En el internado, prefería el rincón de la plástica al patio del recreo, y ya en el Bachillerato se encargaba de la ejecución de los decorados de las obras de teatro que se ponían en escena en el colegio, continúa. Esta afición le llevó en su pueblo, El Viso, a trabajar en la creación de carteles y escenografía en toda clase de eventos locales durante muchos años.

«La pintura siempre ha sido la pasión de mi vida», subraya el artista, que bebe de los clásicos españoles como Velázquez y Goya, y durante los últimos treinta años ha participado en numerosos cursos sobre acuarelas tanto dentro como fuera del país.

Otra de sus pasiones es buscar colores nuevos. «Uno de los retos fundamentales de esta exposición ha sido el color, la transparencia, buscar la profundidad y, sobre todo, que la obra resulte luminosa. Todo ello con una reducida paleta de colores básicos y, a partir de ellos, las mezclas son infinitas», prosigue.

Pero Rubio también tiene una importante trayectoria como viñetista, y actualmente publica sus dibujos en la sección de Opinión de Diario CÓRDOBA. Ambas facetas tienen en común que «utilizo la misma técnica», pero la temática es «muy distinta». «Es una vertiente más de la creatividad que yo soy capaz de llevar a cabo, pero me resulta más complicada, porque es fundamental que se diga algo», confiesa.

En esta faceta de su creatividad, «trato de ser irónico, de hacer una crítica del ser humano, del momento político», continúa el artista, que asegura que le gusta «estar informado, me gusta el mundo en el que vivimos y, a veces, me perocupa también». Y eso es lo que traslada a la viñeta, de quien sus referencias son El Roto -»con muy poco es capaz de decir mucho», subraya-, Forges, Peridis y Mingote, entre una larga lista, que «agudizaron el ingenio» ante la censura y la falta de libertad de expresión.