La edad, 72 años, no ha mermado ni un ápice la capacidad creativa del legendario cantautor Pablo Guerrero ni a la hora de escribir ni a la de componer. De hecho, hace menos de un año lanzó un nuevo disco, Mundos de andar por casa, del que hoy desgranará sus canciones en la Sala Polifemo del Teatro Góngora, a las 20.30 horas. Aunque en el repertorio no faltará, entre otras antiguas canciones, A cántaros, que se convirtió en un himno a la libertad y a la esperanza en la lucha contra la dictadura de Franco y que, según el poeta y cantautor, sigue siendo asombrosamente actual en un mundo donde reivindica la ternura, el humor y la humanidad.

-¿Cómo está recibiendo el público sus nuevas canciones?

--Bien, a la gente le gusta. Es un disco muy próximo, muy cercano, y está basado en que lo que imaginamos, de alguna forma, existe. Es un disco donde he querido recuperar el asombro que tenemos de niños y que, lamentablemente, perdemos.

-¿Encuentra mucha diferencia entre el público de hace cuarenta años y el de ahora?

-Sí. Entonces éramos unos auténticos héroes y la gente nos recibía muy bien. Pero ahora el público escucha con más atención y es más crítica. Yo creo que prefiero este público.

-¿No le gustaba sentirse héroe?

--Era una responsabilidad que a muchos de nosotros, o al menos a mí, nos costaba asumir. Los conciertos eran interrumpidos por gente que tiraba octavillas o que decía algo, se anunciaban huelgas… Era una época muy bonita porque toda la energía de la juventud y de gran parte de la sociedad estaba dirigida a lo mismo, pero había un punto de exaltación. Ahora el público es más reposado.

-Además de esos temas, ¿qué más ofrecerá hoy en su concierto en Córdoba? ¿Qué canción no falta nunca en sus conciertos?

--Faltó durante una época, porque en una ocasión fui a cantarla y me quedé bloqueado por completo. Me refiero a A Cántaros. Recordé un montón de circunstancias muy distintas en las que la había cantado y me quedé en blanco. Le cogí un poco de precaución y estuve unos años sin cantarla. Pero hemos encontrado una serie de arreglos que nos gustan y vuelve a estar en el repertorio. De los años setenta hay dos canciones, Dulce muchacha triste y A Cántaros. Y también un par de canciones de cada década.

-Asegura que el mundo cambia cuando lo imaginamos de otra manera. Mucha imaginación pide usted.

-En el 68 decíamos la imaginación al poder y ahora estamos llenos de gobernantes en todo el planeta que no son nada imaginativos, que son unos auténticos esperpentos. Creo que es una civilización gastada la que tenemos y hay que dar paso a los jóvenes, a lo nuevo.

-¿Canta lo que imagina o lo que ve a su alrededor?

-Sobre todo, canto lo que veo a mi alrededor. Me gusta estar al día en lo que ocurre en el país y en el mundo. Creo que mis poesías y mis canciones son esperanzadas en defensa propia y en la de mis contemporáneos.

-El disco está lleno de recuerdos infantiles. ¿Suele pensar en el pasado?

--Ha habido muchos años en los que no solamente no he pensado en el pasado, sino que no me acordaba. Pero cuando llegas a una edad recuerdas la infancia, y yo estoy en esa edad.

-Hablando de pasado. ¿Cree que seguimos necesitando que llueva a cántaros?

--Sin duda, sí. Y más que nunca

-Dicen que los raperos son los nuevos cantautores.

-Creo que sí. La canción ha perdido mordiente, y los raperos lo tienen de sobra, y además lo hacen con gracia y de forma divertida. Y llegan al público joven. Los cantautores ahora solo hablan de amor, pero no amor en plenitud, sino de desamor, de desencuentro. No sé qué les pasa.

-Ha vivido una dictadura y ha sorteado la censura muchos años. ¿Qué consejo daría a todos aquellos artistas que ahora están viendo sus trabajos retirados o secuestrados?

-Que no claudiquen. Ahora hay una censura más sutil, más perversa, en mis tiempos era más burda.

-¿Entiende que en pleno siglo XXI exista una ‘ley mordaza’?

--Por supuesto que no. La libertad de expresión debe ser absoluta.

-¿Cómo decide que unos versos merecen música o deben quedarse solo en un libro?

--Hay poemas que llaman a la música y a hay otros que no. Yo siempre he tenido muchos reparos a musicar a poetas porque si no aciertas degradas el poema.

-Muchos grandes y populares autores han cantado sus canciones. ¿Qué siente ante tanto cariño y admiración?

--Les tengo a muchos por maestros y por amigos. La pena es que no nos vemos mucho, todos andamos ya malcriando nietos. Pero me siento muy halagado y querido.

-Parece una persona tranquila, que saborea la vida lentamente. ¿Qué piensa de este mundo en el que prima la inmediatez?

-Para muchos, la prisa es sinónino de eficacia, y creo que hay que hacer las paces con el tiempo, saborearlo y tener momentos para estar bien con uno mismo, porque cuando estás bien contigo estás bien con todo el mundo, con el planeta.