Son todos andaluces, aunque por sus nombres -Timsam Harding, Claudia Ihrek, Pablo Marte, Mercedes Pimiento, Florencia Rojas y Derek Van Den Bulcke- no lo parezcan, y tienen en común el deseo de crear e investigar sobre su propio concepto del arte. Vienen de ámbitos artísticos muy distintos -instalación, video, escultura, fotografía, etcétera-, pero actualmente todos ellos ponen en acción sus procesos de trabajo desde Córdoba, y con esta ciudad como protagonista de sus investigaciones, en el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, que ha iniciado el cuarto Programa de Investigación y Producción, un modelo de residencia comisariada más exposición que es muy singular dentro del panorama español, lo que marca la diferencia de este centro.

Seleccionados por el crítico cordobés de arte Jesús Alcaide, comisario de estas residencias, los seis artistas participantes, de trayectorias tanto emergentes como consolidadas, desarrollarán sus investigaciones hasta el 8 de enero en el centro cordobés, para después materializar ese proceso en una exposición que se podrá ver a partir del 14 del mismo mes. Alcaide les invitó a realizar una investigación en el lugar, más allá de sus trabajos e intereses, y que intentasen aplicarla al contexto simbólico y cultural, geográfico o espacial de la ciudad de Córdoba, «que tiene unas connotaciones muy particulares».

«Les invité a investigar sobre la propia ciudad y, aunque Córdoba está cargada de tópicos, de alguna manera ellos van a desmontarlos, buscando otras lecturas de esos tópicos», prosigue Alcaide, que explica que esta investigación se materializará en trabajos muy distintos, ya que cada uno tiene su forma de procesar esa información, que puede ser en forma de instalación, escultura, un vídeo o el propio proceso de investigación, lo que será toda una sorpresa, ya que actualmente aún está por decidir cómo reflejarán este proceso de trabajo.

Un laboratorio

La invitación a realizar el comisariado de estas residencias llegó en pleno confinamiento, tanto para los artistas como para el comisario. Como señala Alcaide, «cuando llega la invitación estábamos en un momento de total incertidumbre, no sabíamos cual iba a ser el propio futuro de las residencias, ni siquiera cómo se iba a trabajar en los espacios culturales. Es entonces cuando se potencia la idea de una residencia como un experimento, un ensayo, un laboratorio».

Por otro lado, continúa Alcaide, «la trayectoria de los artistas en las últimas décadas se ha ido construyendo a partir de un modelo ya establecido de residencias para artistas. En un momento como el actual, esto ha cambiado debido a cuestiones como la movilidad en el territorio y la propia distancia social». De esta idea de las distancias nace una de las propuestas de la residencia, la lectura colectiva del libro Cómo vivir juntos, de Roland Barthes, una invitación que el comisario realiza a los seis artistas para reflexionar «sobre qué supone vivir juntos en el tiempo y en el espacio, relacionarse y compartir conocimientos, poniendo en juego sus propios ritmos (de ahí el concepto de idiorritmia del que habla Barthes) en un periodo de tiempo establecido», seis semanas en las que cada uno desarrollará sus diferentes investigaciones.

Al mando de sus ordenadores, su principal herramienta estos días, los seis artistas se distribuyen en un amplio espacio de altas paredes de hormigón y un enorme ventanal desde el que observar la ciudad que será protagonista de sus proyectos. Se levantan, se consultan, charlan y comparten ideas durante una convivencia que está enriqueciendo a todos tanto dentro como fuera del centro, como cuenta Derek Van Den Bulcke, que comparte piso con artistas cordobeses para nutrirse más a la hora de elaborar su proyecto, centrado en el flamenco. «En los últimos años he trabajado en torno al folclore como campo de lectura del territorio, y a través de mi trabajo aporto una relectura de los análisis tradicionales», explica el artista. Una instalación de videoarte es su proyecto y para ello «estoy investigando la escena artística cordobesa, quiero trabajar con artistas de la ciudad y generar un paralelismo entre su producción y la ciudad».

Carreteras y otros temas

Timsam Harding ha trabajado mucho en el entorno de las carreteras porque, dice, «me ha interesado siempre este espacio, concebido para el vehículo y no para el ser humano» y al que siempre «busco sus particularidades, sus defectos». En Córdoba, la intención de este artista es recorrer las carreteras y estudiar cómo el clima de esta tierra afecta a estas vías, ya que «es capaz de transformarlas de manera distinta a otras ciudades». La instalación, la escultura y la fotografía son sus ámbitos de trabajo y este proyecto «será una instalación que fusione todo y quizá introduzca video». Asegura que está disfrutando de la ciudad, a la que esta experiencia le ha traído por primera vez.

Tampoco Pablo, que trabaja el video y la escritura, conocía Córdoba y está encantado con lo que ha visto hasta ahora. También se muestra muy satisfecho de «trabajar con una cierta exclusividad, con el disfrute del proceso y de hacerlo con un grupo de artistas que no conocía y con quien se comparten muchas cosas». Aún en el proceso de decidir «qué acabaré haciendo», el artista espera «a ver qué me depara en la ciudad desde lo vivencial». Su pretensión es «resolver cosas que traigo de atrás, dudas, cuestiones sobre mi propio trabajo, y espero encontrar aquí alguna pista, pero no quiero pensar en el día 14 porque va en contra del espíritu de este trabajo».

Mercedes Pimiento ha trabajado este último año en un proyecto denominado Arquitecturas terminales en el que se planteaba la investigación entre la arquitectura, más allá de su forma exterior, buscando la materia, y el ser humano. «Y este edifico en concreto tiene muchas cualidades relacionadas con eso por el tipo de infraestructuras que plantea, la porosidad de las paredes y muros», dice la artista, que pretende hacer una instalación que esté en dialogo con esas características del recinto. «Es un espacio espectacular para trabajar y la residencia es una oportunidad»

Refugios y secretos

La idea de refugio, los secretos, lo que hay bajo la tierra, es el campo semántico en el que se suele centrar Florencia Rojas, cuyo campo de trabajo aglutina fotografía, video e instalación. «Me interesa trabajar sobre la idea de celda y sistemas de vigilancia represión y castigo, en concreto, sobre la cárcel», dice. Y por eso está empezando un proyecto sobre artistas que han estado en prisión. Aunque no cree que lo pueda terminar en estas semanas, «se formalizará en alguna pieza, seguramente collages donde usaré la técnica de la cianotipia, que es una forma de revelado del siglo XIX», explica la artista.

Por su parte, Claudia Ihrek viene de la fotografía y el video y siempre con la superposición de elementos, en busca de lo narrativo. La memoria, su construcción mental y las arquitecturas mentales que se crean para la elaboración de los recuerdos es el tema que interesa a esta joven artista, que ha encontrado su inspiración en la historia de su tatarabuelo, enterrado en una fosa común en Posadas durante la guerra civil. «Es un proyecto bastante más grande, pero, de momento, me quedo con Córdoba y con lo que aquí parece ocurrir y quiero trabajar con la tecnología de la que dispone el centro, son herramientas nuevas que estoy descubriendo», subraya la creadora.