Un futuro cierto en el baile

Bailaora: Ana Latorre

Dirección: Nuria Leiva

Colaboración coreográfica: Javier Latorre, Manuel Liñán, José Maldonado, Hugo López y Ana Latorre

Cante: Eva Ruiz y Roberto Ruiz

Guitarra y composición: Luis Medina

Percusión: Javier Rabadán

Artista invitado: Daniel García

Lugar: Teatro Góngora

Con el Teatro Góngora a rebosar hizo su debut Ana Latorre, una bailaora-bailarina dueña de una genética que nos inclina a pensar que tiene por delante un futuro cierto en el baile. En la hora que duró su actuación, dejó constancia de su preparación en esta obra tan decisiva para su proyección en el mundo de la danza. Hay que tener en cuenta algunos factores a la hora de emitir un juicio ecuánime, ya que, naturalmente, en todo debut la responsabilidad y los inevitables nervios podrían servir de atenuantes para un óptimo resultado.

No notamos nada de esto en esta joven promesa omnipresente en el escenario durante toda su actuación, en la que el talento coreográfico de sus progenitores se hizo palpable en todo momento. Un trabajo inspirado en el poema Instrucciones a mis hijos, de Magdalena Sánchez Blesa, pensado solo y exclusivamente para ella con sobresalientes tintes autobiográficos, en el que el titulo ya preconizaba la influencia familiar con su madre como imprescindible mentora y «motor» de su vocación, junto a la inestimable ayuda de su padre, con el que se fundió en un abrazo en el paseo que la bailaora hizo en el pasillo del teatro una vez coronada su actuación, refrendando de esta manera su meritorio estreno en el mundo de la danza, a la que se unió su madre en un momento de alta emotividad que provocó el aplauso unánime del público.

La petenera con la que abrió su actuación ya nos avisó de que íbamos a ser testigos de la creativa evolución que plantea el baile de hoy. Nada de esquemas arcaicos, malabarismos contorsionistas y zapateados interminables, ya que estos fueron justos y medidos, sin abusar, más evidentes, naturalmente, en el desarrollo de este último baile. Sí un buen recurso con los movimientos del mantón y unos perfilados tangos y taranto, en una puesta escénica en la que todos los componentes se confabularon para que este montaje respondiera a la expectativas de un público deseoso de ver a nuevos valores, y si estos vienen avalados con estas influencias, mejor que mejor. Para que nada faltara, Ana Latorre interpretó la Córdoba de Albéniz, además de la sorpresa que nos deparó la interpretación de la canción de Pepe Pinto, Mi niña Lola, a la que Roberto Lorente cambió el nombre por «bailaora», algo anecdótico que tuvo su chispa de gracia.

Las voces de Eva Ruiz y Roberto Lorente, y Javier Rabadán en la percusión fueron también notables artífices de este estreno, a cuyo positivo resultado global contribuyó de manera sobresaliente la guitarra de Luis Medina, compositor de la música y dueño de un toque contundente y sutil para cada momento de la escenificación de este Leiva yo a contar, que también tendrá en el próximo Festival de Jerez su prueba de fuego.