La jornada de Cosmopoética ha ofrecido el estrenos de tres montajes en los que los versos se han fusionado con otras disciplinas artísticas como la escena, la música, la pintura y, como colofón al día, el flamenco. El arte jondo ha llegado esta tarde a la Sala Polifemo del Teatro Góngora de la mano del escritor cordobés Antonio Manuel Rodríguez y la cantante onubense Rocío Márquez, que ante unos pocos privilegiados debido a las restricciones de aforo, han ofrecido un singular espectáculo en el que la poesía se ha cantado, bailado y tocado en torno al libro de Rodríguez Daño.

Durante el montaje, cuya escenografía se compone de tan solo cuatro sillas que no paran de moverse, el flamenco ha interactuado con los versos en todas las composiciones posibles: guitarra y poesía, cante y baile, versos y danza, etcétera, siendo Daño el nexo de todo el montaje. Según han comentado esta tarde Rodríguez y Márquez antes del espectáculo, en el que han estado acompañados por el guitarrista Miguel Ángel Cortés y el bailaor Alejandro Rodríguez, esta iniciativa se gestó durante el confinamiento y el objetivo era hacer “un libro de poesía coherente”, según ha señalado Rodríguez, que usó la red Instragram para comunicarse con Márquez y así escuchar sus poesías en la voz de la onubense.

“Vivíamos en el primer momento del confinamiento y eso supuso para muchos tomar conciencia de que había que frenar, alejar el vértigo de nuestras vidas”, ha recordado el escritor, al que le parece “revolucionario” que se pueda bailar poesía, lo esta tarde se ha demostrado en la Sala Polifemo. Pese al título del poemario, Daño, que se publicó justo antes de la pandemia, Rodríguez ha señalado que “nunca se me pasó por la cabeza lo que nos iba a suceder” y “mucho menos el daño que está haciendo, sobre todo en la creación”, por lo que ha reivindicado "que la cultura es segura", además de pedir el apoyo “para este sector, especialmente el flamenco, que lo está pasando muy mal”.

Para Márquez, hacer propuestas nuevas “es complicado” , pero experimentar “es muy interesante”, aunque ha confesado que "ha sido todo un reto y una propuesta que me atraía especialmente" porque “creo hay que tener la vista puesta en el vínculo entre poesía y flamenco”.

El escritor y la cantante han mostrado su satisfacción estrenar este montaje en el seno de Cosmopoética y que “podamos compartir en este escenario lo que se ha ido forjando fuera de él”. Por su parte, Mázquez ha reconocido que, tras hacer este montaje, siente más la “necesidad” de incluir poesía en su cante. Por último, ambos valoraron que este tipo de este espectáculos pueden atraer a un público más joven al flamenco porque “nuestra seña de identidad es la supervivencia y si no hacemos nada nuevo, estaremos traicionando al flamenco, que es rebeldía. Si lo convertimos en un fósil, ¿cómo vamos a llegar a la gente joven?”, se ha preguntado Antonio Manuel.

Otras disciplinas

Por otro lado, la jornada de Cosmopoética ha arrancado esta mañana hoy en el Teatro Góngora fusionando la poesía con otras disciplinas artísticas como la escena, la música y la pintura. Así, el festival de poesía cordobés ha vuelto a retar al público a nuevos lenguajes y modelos poéticos. Y quién también se ha enfrentado a un “todo un reto” ha sido la poeta malagueña María Eloy-García, que, basándose en su poemario Los habitantes del panorama, ha estrenado hoy en Córdoba un montaje “en el que he querido dar el salto hacía algo más estético” , asumiendo un riesgo porque “la comunicación me preocupa mucho”.

Ahora que, según ha subrayado, tiene dominada la palabra, esta poeta se lanza a llevar sus poetas a la escena, dejando también que su cuerpo se exprese. Su último poemario se centra en su barrio malagueño, que ella ha recreado en el escenario con unas pequeñas maquetas. La escritora ha reconocido que es “un placer” participar en este festival, igual que los tres artistas que le han seguido en el escenario: la poeta y novelista Lara Moreno, la ilustradora María Hesse y el músico Dani Llamas. Bajo el título Tempestad en vísperas de viernes, título del último poemario de Lara Moreno, sobre las tablas del Góngora se ha llevado a cabo un espectáculo multidisciplinar en el que desplegaron versos mientras Hesse ha pintado simultáneamente sobre un lienzo lo que inspiran los versos bajo los acordes de la guitarra de Llamas.