La última inquietud creativa del pintor y escultor Paco Ariza se exhibe en el museo de Bellas Artes en una exposición titulada Libélula de mayo, que se mantendrá abierta hasta el 4 de junio dentro del programa Patios de Cultura. En la muestra se unen las sensaciones de la creación surgidas del acero y la malla de alambre. «La exposición es un acto de amor, de dar lo mejor que he podido ir descubriendo», asegura este artista nacido en Baena (1937), que no ha dejado de crear desde hace décadas y que mantiene su inquietud artística en contacto con la naturaleza. «Lo más complicado es la técnica, porque he tenido que aprender a soldar, a romper la chapa, a sufrir heridas... Ha sido a base de trabajo y esfuerzo. Estaba muriéndome y he revivido con la creación artística», cuenta.

-¿Cuándo se produjo el giro creativo para esta nueva etapa?

-Hace unos tres años comencé a trabajar en este proceso artístico. Ya lo llevé a una exposición en Roquetas de Mar. Surgió de manera anecdótica y descubrí una línea para investigar. No conozco un proceso de creación como éste. Sí se han empleado transparencias, pero he buscado algo distinto. En los tótem hay anarquía. Los aros son formas extrañas, intencionadas, que tratan de organizar el caos. Son formas que no responden a conceptos de simetrías o semejanzas con nada.

-¿Hay una temática unificadora en la muestra?

-La temática responde a un espíritu cósmico, unas ansias de eternidad, de espacio, de proyectarte fuera, de fantasía y de caprichos. No se trata de contar ninguna historia. Solo son sentimientos, vivencias, divertimentos, juegos, aventuras, riesgos, encuentros e ilusiones, un cúmulo de cosas. En el caos, si estás capacitado y asistido por las musas, puedes ordenar y, a partir de él, crear algo bello, en este caso jugando con las transparencias, las luces y las sombras. En cuanto a la materia: acero inoxidable cortado en su mayoría con una radial y unido con soldadura eléctrica.

-¿Tiene aún mucho recorrido esta etapa que ha emprendido?

-Tengo que seguir explorando. Sorprendentemente te encuentras cada vez con cosas nuevas, como me ha pasado con la protagonista de la exposición, que es la libélula de mayo, que está sobre una fuente del patio del museo, que posee movimiento rítmico pese a su envergadura.

-¿Quedó aparcada la pintura?

-En el fondo es lo mismo. Con los aros que se exponen estoy jugando con el material y la pintura. Lo que pasa es que estoy huyendo de la figuración y me encuentro más libre ahora, encuentro más la espiritualidad y el tiempo, y lo expreso mejor ahora en este proceso creativo.