Hace un año, este prestigioso cantaor cordobés recibió de forma inesperada la propuesta de dirigir la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba, una labor en la que ahora vuelca toda su energía porque, dice, «me permite ser artista y docente», sus dos pasiones. Tras una semana de conmemoraciones por el décimo aniversario de la declaración del flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, David Pino habla de la consideración y difusión de este arte y de Córdoba como ciudad referente del arte jondo, sin olvidar la Cátedra de Flamencología, cuyo curso este año ha retrasado su apertura al próximo mes de enero, no solo por la pandemia del covid-19, sino porque pretende que sea un punto de inflexión en la trayectoria de esta institución, que está a punto de alcanzar sus bodas de plata. Si el tiempo se lo permite, pronto volverá a volcar su creatividad en un nuevo disco, algo para lo que ahora busca en su interior.

-Parece que la conmemoración del décimo aniversario del título que la Unesco otorgó al flamenco se ha salvado en Córdoba, pese a las restricciones provocadas por la pandemia. ¿Cómo ha visto esta celebración?

-Creo que ha sido muy acertada, en tanto en cuanto se ha querido mantener la programación, y hay que reconocer el esfuerzo por parte de las instituciones.

-Se nos llena la boca alabando las virtudes de este arte. ¿Cree que se está haciendo todo lo que se puede para dignificar y difundir el flamenco?

-Nunca es suficiente. Dentro de las artes escénicas, el flamenco ha sido una a las que más le ha costado llegar y, de alguna manera, a veces arrastramos ciertos complejos por parte de determinados ámbitos e instituciones. Es cierto que por parte de la ciudadanía sí observo que el flamenco es cada vez más respetado.

-No cabe duda de que Córdoba tiene un peso fundamental en el flamenco, pero, ¿cree que se valora suficientemente, tanto desde fuera como desde dentro?

-No me gusta ser chauvinista y odio asumir el papel de víctima. Córdoba es respetada en el mundo del flamenco por toda su trayectoria histórica, pero a veces echo de menos que no esté representada en determinados tipos de programaciones de festivales o certámenes cuando, además, está dando tanto. Córdoba es ahora mismo la ciudad que mayor porcentaje de actividad flamenca tiene, y eso lo reconoce mucha gente. Y por no hablar de los artistas. Hay un sinfín de guitarristas, cantaores y bailaores cordobeses que están por ahí, en importantes compañías flamencas, y también tenemos grandes nombres como El Pele, Vicente Amigo o Fosforito.

-Esta ciudad también destaca por ser pionera y constante en la actividad docente en torno a este arte. ¿Cree que se reconoce esta labor?

-No se trata de que se reconozca o no, es una verdad impepinable. Las primeras enseñanzas regladas de flamenco en España han sido en el Conservatorio de Córdoba, igual que en esta ciudad se creó la primera Cátedra de Flamencología vinculada a una universidad, sin olvidar que nuestro Conservatorio es el único en España, junto con el de Murcia, que oferta la especialidad de guitarra flamenca y el único en el mundo que oferta la especialidad de cante flamenco en enseñanzas superiores. Cualquier persona que quiera formarse con una enseñanza reglada tiene que venir Córdoba. De alguna manera, ese mundo artístico académico contribuye a la vida flamenca de la ciudad.

-Desde el pasado año ostenta el cargo de director de la Cátedra de Flamencología. ¿Cuándo retomará su actividad y por qué se ha aplazado la apertura del curso?

-El curso comenzará en enero. En circunstancias normales, hubiésemos empezado en octubre, pero este año va a ser un punto de inflexión en la historia de la Cátedra puesto que, si bien desde mi comienzo en el cargo yo ya pensaba que este curso debería tener ya un componente telemático, la realidad nos ha arrollado. Vamos a implementar ese tipo de comunicación entre profesores y alumnos, pero necesitamos un tiempo para ello. Además, quería dejar pasar el otoño para ver la evolución de la pandemia. Este retraso no repercutirá en el número de clases porque también acabará más tarde.

-¿Qué ha preparado este curso?

-Aún no puedo decir nombres porque estamos cerrando el programa, pero vamos a seguir en la línea de prestigio y calidad en las enseñanzas, continuaremos conjugando la parte puramente artística con la pedagógica. Por otro lado, este curso es la antesala de las bodas de plata de la Cátedra.

-¿Qué balance hace después de un año, aunque un poco anómalo, al frente de la Cátedra?

-Para mí, la Cátedra no era un mundo desconocido. Fui alumno, he sido ponente y he actuado. Yo asumí el cargo con ilusión y responsabilidad, fue algo inesperado, pero lo he disfrutado mucho y, aunque ha sido un año de dormir poco, me ha compensado. Me quedo con la satisfacción que me han trasmitido los alumnos. Ahora vuelco toda mi energía en la Cátedra, me permite ser docente y arista a la vez. Para mí es un estado perfecto.

-Parece que las peñas han salvado un poco la situación en esta pandemia. ¿Qué valor tienen estas asociaciones en la difusión de este arte?

-El valor de las peñas en el flamenco es enorme. Más que nada porque es el mejor espacio para que la cantera pueda promocionarse y aprender el oficio. Y están dirigidas por profesionales que lo dan todo a cambio de nada.

-Es uno de los cantaores que con más afán trata de rescatar el vasto repertorio de cantes olvidados del flamenco. ¿Por qué esa pasión por la historia? ¿Qué busca?

-Fue una inquietud que tuve en mi bisoñez como cantaor, porque entonces buscaba dar un paso más allá de lo que se venía cociendo por parte de los cantaores de mi entorno. En aquel momento no era fácil acceder a las fuentes. Era como una especie de arqueología. Son etapas, y ahora en lo que estoy es buscándome a mí mismo para hacer una propuesta lo más propia posible.

--¿Qué le gustaría hacer en el cante que aún no ha hecho?

-Muchas cosas. Hace dos años publiqué Mi largo caminar con un repertorio que en ese momento era el que quería hacer. La próxima grabación será muy diferente.

-¿Sería el mismo si no hubiera nacido en Puente Genil?

-En absoluto. Mis referentes hubieran sido otros.

-Carmen Linares ha dicho recientemente que su generación ha sido valiente y ha cumplido con su misión. ¿Cree que los jóvenes están preparados para coger el testigo de Fosforito, Camarón o Morente?

-Ahora se canta mejor que nunca, hay mayor preparación y el cante ha ganado mucho. Tengo mucha fe porque hay una gran cantidad de buenos artistas.