El Real Círculo de la Amistad de Córdoba retomó ayer una tradición que habían impulsado en los años sesenta del siglo pasado el abogado Joaquín Martínez Bjorkman, el fotógrafo José Jiménez Poyato, ambos ya fallecidos, y el escritor, académico y jurista Rafael Mir Jordano, que es hoy el nexo de unión con esta nueva etapa. La institución cultural y social cordobesa ha recuperado recientemente en su Patio Frontón las proyecciones de cine verano, pero desde aquel Cineclub fundado en 1960, con la salvedad de los ciclos organizados por el antropólogo Carlos Cabrera Ponce de León, no se había vuelto a esta interesante forma de acercarse al arte cinematográfico, con películas escogidas por su calidad o planteamiento y coloquio posterior. Y eso que el Cúrculo ya adquirió un cinematógrafo y ofrecía veladas veraniegas en 1911. La nueva etapa arrancó con un acto presentado por el vicepresidente de la entidad, Nicolás de Bari Millán Cruz, y el director del Cineclub, José Miguel Gutiérrrez Manjón-Cabeza. Se proyectó Blancanieves, en la versión de Pablo Berger del año 2012, que obtuvo diez premios Goya.