Ni grandes métodos de interpretación ni oscuros secretos profesionales. Las recetas que ofreció ayer Carmen Maura a un grupo de estudiantes de la Escuela Superior de Arte Dramático de Sevilla son tan sencillas como «relax», «que jugar a esto te divierta» y «creerte todo lo que haces, porque nunca sabes quién te va a ver». Son consejos a tener en cuenta viniendo de quien nunca estudió en una escuela de teatro o cine, pese a que le hubiera encantado «para ir con mi carpeta y estar con gente que quisiera hacer lo mismo que yo». Empezó en cafés cantantes con 25 años y dos hijos -cree que nunca es tarde para empezar-, y lleva 48 años de carrera por la que ayer recibió el premio de honor de la Academia del Cine Europeo. La actriz madrileña compartió una hora y media con los alumnos en el marco de las actividades de los 31º Premios de Cine Europeo, y es que la capital hispalense acogió ayer la entrega de los premios en una gala que quiso mostrar la diversidad europea poniendo al frente a celebridades de distintos países como Rossy de Palma (España), Ashraf Barhom (Israel), Amira Casar (Francia), Anamaria Marinca (Rumania), Ivan Shvedoff (Rusia) y Tom Wlaschiha (Alemania). Entre los 1.600 invitados acudieron actrices y actores como Barbara Lennie, Marie Bäumer, Eva Melander, Jakob Cedergren, Rupert Everett y Marcello Fonte.