La Virgen de Luna llegaba anoche a la parroquia de San Miguel de Villanueva de Córdoba tras una multitudinaria romería y justo un día después de que Pozoblanco la llevara de vuelta a su santuario.

La misa concelebrada y cantada por el coro romero comenzaba a las 12.30 horas en el patio del santuario, después de la procesión al son del tambor y con el revoloteo de la bandera.

Un toldo protegía el altar del sol en una celebración en la que el Ayuntamiento de Villanueva de Córdoba colocó este año más sillas para mayor comodidad de los asistentes. Una vez que terminó la invitación a tostaos y vino en la casa de la cofradía-hermandad, los romeros buscaron el cobijo bajo las encinas para disfrutar del almuerzo con familiares y amigos, con el lomo y el jamón como viandas estrella de la jornada.

Muchas personas fueron desfilando por la ermita para tirar de la soga de la campana pero, sobre todo, para visitar a la patrona, que en sus andas plateadas lucía un manto beige con bordados verdes y amarillos, mientras que los cuatro jarrones portaban flores de distinto tipo y colores.

A las 16.30 horas la Virgen de Luna, portada a hombros, y en compañía de numerosos vecinos a pie y a caballo, comenzaba el camino con parada en el Pozo la Legua en busca de algo de refresco. Tras su parada en la cooperativa olivarera, pasadas las 21.00 horas la comitiva con la Virgen se dirigió al colegio que lleva su nombre para la ofrenda de los alumnos. En El Regajito fue el recibimiento oficial y la colocación a la Virgen, por el consiliario Antonio Tejero, de las llaves de los sagrarios de Pozoblanco y Villanueva. Con una multitud de vecinos comenzaba el traslado a la parroquia de San Miguel en la céntrica Plaza de España, adonde llegó entre vítores y fuegos artificiales. Allí permanecerá hasta mediados de octubre.