La tradicional pisa de la uva, en la que se extrae el mosto a la antigua usanza para ser ofrecido a Nuestra Señora de las Viñas, volvió a reunir anoche a cientos de montillanos en la plaza de La Merced, en el corazón del barrio de El Gran Capitán, donde la hermandad del Señor en la Santa Cena, María Santísima de la Estrella y Nuestra Señora de las Viñas había instalado la popular artesa junto a la «iglesia chica».

Tras la misa flamenca que se celebró, un año más, en las Bodegas Pérez Barquero, la Agrupación Musical La Unión de Montilla inició un pasacalles desde el parque Párroco Antonio Gómez para, posteriormente, encabezar el cortejo procesional que llevó la pequeña imagen de la Virgen de las Viñas hasta la plaza de La Merced.

Escoltada por un gran número de jinetes, amazonas, coches de caballos y niños ataviados con trajes de flamenco que portaban canastillas de uva, la efigie de la patrona del noble gremio de la vid y el vino se ubicó en el escenario donde recibió la simbólica ofrenda del primer mosto del año, justo después de que se ordenase el inicio de la vendimia.

El acto sirvió también para homenajear a la ciudad pontevedresa de Cambados, que anoche tomó el testigo de Montemayor como municipio invitado a la Fiesta de la Vendimia. En declaraciones a CÓRDOBA, el alcalde de la localidad, Rafael Llamas, resaltó las «estrechas relaciones» que Montilla mantiene con la que fuera Ciudad Europea del Vino en 2017, a propuesta de la Red Europea de Ciudades del Vino (Recevin). «Con este nombramiento como municipio invitado damos un paso más en ese hermanamiento que ya iniciamos el pasado año entre los albariños y los vinos de Montilla que, en ambos casos, representan de manera excepcional la tierra en la que nacen», apuntó Rafael Llamas, quien hizo hincapié en que los caldos gallegos, al igual que los de Montilla, «ayudan a consolidar esa cultura enológica que debe impregnar todos los rincones de nuestra ciudad».