La imagen de Jesús Nazareno ha vuelto a casa tras más de un mes en el taller del restaurador Salvador Guzmán. Numerosos devotos acudieron ayer por la mañana a la iglesia conventual de San Francisco para darle la bienvenida en una eucaristía de acción de gracias.

Lo más importante de la intervención ha sido que Jesús Nazareno ha recuperado la mirada que tenía antes de la restauración a la que se sometió la talla en el año 1992. Algo que se ha conseguido tras la limpieza del rostro, en la que se han levantado los repintes de otras intervenciones. Concretamente, era el ojo izquierdo el que había perdido su característica mirada. También se le ha fijado el craquelado del rostro para evitar el desprendimiento.

Importante también ha sido la actuación en las manos, una de las zonas más dañadas debido al roce con la cruz que porta la imagen, y que durante los años se han ido reparando y repintando, por lo que tenían un color distinto al rostro y los pies. En la limpieza integral de los brazos se ha recuperado la policromía original, además de corregir alguna grieta en el pie y en la cabeza.

Nuestro Padre Jesús Nazareno fue realizado por Miguel de Perea a principios del siglo XVIII. Una autoría que se desveló cuando se llevó a cabo en Sevilla la restauración en 1992.

Ayer, de nuevo presidió desde el altar mayor la misa de acción de gracias, que en esta ocasión coincidió con el aniversario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús y Jornet, fundadora de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, que dirigen la residencia de San Francisco.

Tras la eucaristía tuvo lugar el besapiés de la imagen, un acto en el que pudo apreciarse la emoción de numerosos fieles al volver a encontrarse con Jesús Nazareno tras esta ausencia. Ahora, de nuevo está ya en su camarín, donde acuden a verlo cada viernes del año y a partir del día 11 de septiembre se inicia el triduo en honor a Nuestro Padre Jesús Nazareno, que el día 14 recorre en procesión las calles de Baena.