Todolivo ha incorporado el concepto multivarietal, personalizando las parcelas, que ayudan a encajar dentro de cada finca aquellas variedades que mejor se adaptan a las circunstancias de suelo y del clima. Con este sistema de cultivo en seto, Todolivo logra un mayor aprovechamiento agronómico, así como obtener una mayor variedad de cuaje de frutos en la polinización.

Gómez asegura que «este es un sistema sostenible a nivel medioambiental porque es un cultivo que en sus tres versiones -tradicional, intensivo y seto- la huella de carbono es positiva, siendo en el seto la más alta, ya que el tradicional captura más de 300 kilos de carbono por hectárea, el olivar intensivo tradicional en más de 2.000 kilos y el olivar en seto supera los 4.000, según una investigación del profesor de la UCO Luis López Bellido, que lo contrastó en más de 2.000 hectáreas de Andalucía en los diferentes sistemas de cultivo».

El modelo de producción ecológica también encaja en este sistema de cultivo de olivar en seto, teniendo el mercado de este tipo un hueco importante también.

En el trabajo de campo los asistentes también pudieron ver in situ cómo se recolecta este modelo, «que también es aplicable a zonas de secano», añadió Alfonso Gómez Porras, «y tiene la ventaja respecto al riego de que permite producir un kilo de aceite de oliva virgen extra de manera más económica, las aceitunas tienen algo más de rendimiento graso, mayor número de polifenoles y la manejabilidad del cultivo es muy sencillo». Como contrapartida, este sistema es más dificultoso desarrollarse en lugares de extremada pendiente.