La Universidad de Córdoba reclama «una solución urgente» para el yacimiento arqueológico que se encuentra a las espaldas del edificio del Rectorado, considerado por los arqueólogos como uno de los anfiteatros romanos más importantes de los documentados hasta ahora, y cuya excavación se encuentra parada desde hace al menos siete años. Las hierbas y maleza lo cubren, ofreciendo un mal aspecto y sensación de abandono en un recinto universitario que ha apostado fuerte por la arqueología, pero además corre el riesgo de incendio, «aunque nosotros estamos pendientes, con nuestros vigilantes, de que no pase nada», aseguró a este periódico el vicerrector de Infraestructuras y Sostenibilidad.

Cubero mostró a este periódico la preocupación de la Universidad por el estado de este importante vestigio patrimonial y aseguró que el próximo mes de septiembre convocará una reunión para activar el convenio entre instituciones que permitió la excavación de los restos arqueológicos. En este convenio figuraban, además de la UCO, la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento, la Delegación de Cultura y la empresa Prasa, que era en definitiva quien patrocinaba los trabajos. Con la crisis económica, que afectó a Prasa como a muchas otras empresas, «esto se quedó parado», dijo el vicerrector. Era el 2012, y el yacimiento había sido descubierto en el 2003, en las catas arqueológicas realizadas en los terrenos de la antigua Facultad de Veterinaria previas a la adaptación del edificio en Rectorado de la Universidad de Córdoba. Posteriormente, explicó Cubero, la Gerencia de Urbanismo realizó unas obras para la estabilización del talud del terreno y asegurar la zona, «pero se quedó también a medias» y dejaron una grúa que ha permanecido años abandonada en el lugar, hasta que «yo me empeñé en que la retiraran, porque era un peligro». Dada la situación, Cubero entiende que es necesario una reunión de nuevo entre las instituciones para ver qué solución se le da al complejo, «que puede ser desde ponerlo en valor y hacerlo visitable, como se pensó en un principio, cuando se habló incluso de construir un centro de interpretación, a mantenerlo en un estado decente o incluso, si así se piensa, taparlo con arena, como se hizo con los restos que aparecieron en el bulevar de Gran Capitán». El caso es que los restos arqueológicos están totalmente documentados y en la excavación llegó a haber hasta 20 arqueólogos contratados, explicó Cubero, con gran participación del Departamento de Arqueología de la Universidad y la Gerencia de Urbanismo. El edificio, datado en el siglo I de nuestra era, es considerado el anfiteatro más grande de Hispania, con una capacidad de entre 30.000 y 50.000 espectadores. El delegado de Cultura, Francisco Alcalde, mostró su disposición a colaborar en un nuevo convenio, «siempre que el resto de instituciones estén de acuerdo», para «poner en valor el patrimonio».