Como agua de mayo, o más bien como agua de diciembre, estaba esperando el comercio de la ciudad de Córdoba que se permitiera la movilidad entre los municipios de la provincia, porque «en la provincia hay grandes clientes de establecimientos de la capital», explicó ayer el presidente de la federación Comercio Córdoba, Rafael Bados. Y vaya, sí se notó que ayer fue el primer día que los cordobeses de la provincia podían desplazarse a Córdoba. «Hemos tenido mucho movimiento de gente de los pueblos. No hay comparación con los sábados anteriores», explicó María José, empleada de una pequeña boutique de ropa en la calle Cruz Conde. También se mostró optimista Enrique, que trabaja en una zapatería de la calle Concepción. «Sí se nota que hay bastante más gente y mucha es de los pueblos», señaló.

Con tres bolsas de diferentes comercios en la mano, Cristina y Manolo ya tenían ganas de poder venir un sábado a la ciudad de Córdoba. Han venido de Almodóvar y su plan es «comprar algunos regalos de Navidad, dar un paseo para ver el alumbrado y luego volvernos, porque no podemos cenar ni tomar un café con leche tras ir de tiendas», ya que la hostelería sigue con horario restringido y tiene que cerrar a las 18.00 horas. «Cierran justo para la hora de la merienda y yo me comería, si pudiera, unos churros por la tarde», comentó Cristina.

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Para el presidente de la federación de empresarios de la hostelería (Horeca) y, a su vez, de Hostecor, Francisco de la Torre, es un «absurdo» que los bares y restaurantes tengan que permanecer cerrados otra semana más o que luego tengan que echar el cierre de 18.00 a 20.00 horas, porque «los clientes así tienen que estar en la calle y no en espacios controlados».