La prohibición de fumar en los lugares públicos de ocio, que entró en vigencia hace un par de años, ha disparado la imaginación de los hosteleros y, al mismo tiempo, su necesidad de ocupar una mayor parte de la vía pública.

Para satisfacer la demanda de sus clientes fumadores se han instalado carpas para el exterior y raro es el bar que no las tiene que poner y quitar a diario para que sus clientes fumadores puedan disfrutar de una consumisión sin morirse de frío.

Junto a las carpas también se han puesto de moda las setas o chubesquis que sirven de calefacción exterior. Con la proliferación de estas infraestructuras (así como de barriles, mesas altas, etcétera), la ordenanza de veladores pedía un cambio a gritos.