Si hay un culebrón largo y enrevesado en Córdoba, tanto como lo fue en su día el del plan especial de las naves de Colecor para, al final, no llegar a nada, ese es el que une o separa, según como se mire, al Ayuntamiento y a Cosmos. Con lo anunciado el martes por el alcalde, José María Bellido (PP), y el presidente de Urbanismo, Salvador Fuentes (PP), a los trabajadores de la cementera ubicada en Chinales se cierra un capítulo, el penúltimo, de la temporada, porque todo indica que vendrán más. Ese día, Bellido y Fuentes dieron a conocer que el anterior gerente de Urbanismo, Emilio García, propuso archivar el expediente de innovación del PGOU emprendido hace cuatro años, al inicio del mandato de PSOE e IU, para dejar claro que en el núcleo urbano de la ciudad no se pueden valorizar residuos. Lo llamativo de ese paso ha sido que ocurrió dos días antes del relevo en el gobierno local, el 13 de junio, y no trascendió, de ahí la sorpresa que ha suscitado, aunque, en realidad, era algo que ya se veía venir.

Todo empezó con un pacto

Aunque Cosmos lleva instalada en Córdoba desde 1931 y ya venía siendo objeto de controversia mucho antes del anterior mandato por su intención de valorizar residuos para su uso como combustible alternativo en la fabricación de cemento, la temporada del culebrón que se cierra empezó con un pacto firmado por todos los grupos municipales que concurrían a las elecciones de mayo del 2015, entre ellos, PP, Cs, PSOE e IU, que repiten en este mandato. Ese pacto con la plataforma Córdoba Aire Limpio recogía que la nueva Corporación debía iniciar una revisión de «la calificación del emplazamiento de la cementera» para declararla «fuera de ordenación urbana», además de «impedir la incineración de residuos» en ese espacio. Esa era la filosofía que llevó al anterior presidente de Urbanismo, Pedro García (IU), y a su gerente a dar la orden para iniciar a finales del 2015 una modificación urbanística en ese sentido, con la que pretendían dejar claro que dentro del núcleo urbano no se pueden valorizar residuos. La idea era que, de realizarse, se hiciera en la Campiña. Aquella innovación echó a andar en noviembre del 2015 y consistió en retocar un artículo para decir que se consideran industrias de cuarta categoría las que utilicen residuos como combustible alternativo, que deben estar alejadas de áreas urbanas.

Vicisitudes en la tramitación

Desde aquella formulación para cambiar el PGOU hasta la fase de la aprobación provisional en la que quedó hace más de un año, se produjeron numerosas idas y venidas y declaraciones de todo tipo realizadas por sus múltiples actores, entre consejos rectores, informes y plenos. Entrar en ello sería el cuento de nunca acabar. Hubo hasta una mesa de diálogo en el 2016, impulsada por el Ayuntamiento, en la que estuvieron, además de los grupos municipales, la cementera, los sindicatos CCOO y UGT, Córdoba Aire Limpio y el Consejo del Movimiento Ciudadano. Las conclusiones a las que llegaron tras varios meses de reuniones sirvieron de poco, ya que no aportaban luz a los asuntos controvertidos. Hubo también una suspensión de licencias decretada por un año con motivo del inicio de la innovación urbanística para evitar que Cosmos o cualquier otra empresa valorizasen. Esa suspensión cautelar acabó en el juzgado porque la recurrió Cosmos. En esta historia no han faltado sentencias de todo tipo: unas, dando la razón al Ayuntamiento, que pudo mantener esa suspensión cautelar, y otras, a Cosmos, que logró conseguir a finales del 2016 permiso para la valorización de biomasa, que, en un principio, le había denegado Urbanismo.

La paralización

¿Cuándo y por qué se produce la paralización de la innovación de PGOU? En febrero del 2018 y a raíz de un informe de Salud de la Junta, que entonces estaba en manos del PSOE y que era preceptivo y vinculante. Ese informe generó incertidumbre, ya que, por un lado, daba la razón al Ayuntamiento reconociendo el «potencial contaminador» de la valorización de residuos, pero, por otro, se la quitaba al no verle sentido a la innovación urbanística iniciada porque no introduce modificaciones en el PGOU. Ahí es cuando Pedro García y el responsable de Presidencia, Emilio Aumente (PSOE), anunciaron que harían nuevas consultas a la Junta para decidir si continuar adelante o no con la innovación.

En esa fase ya se notaban las diferencias que mantenían IU y PSOE en relación a Cosmos y a la innovación, que fueron aumentando conforme pasaban los meses. En ese momento, la entonces alcaldesa, Isabel Ambrosio (PSOE), ya dijo que el PGOU deja fuera de ordenación a Cosmos, por lo que con el planeamiento urbanístico vigente ya se cumplía el compromiso con la plataforma Córdoba Aire Limpio. Aún así, había que esperar a las conclusiones de una nueva consulta realizada a Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta. Esa respuesta, que llegó en abril, generó más dudas, ya que la Junta dejaba en manos del Ayuntamiento el futuro de Cosmos y la decisión sobre su ubicación, por lo que, en agosto del año pasado, Urbanismo hizo otra consulta más, cuyos resultados no se hicieron públicos.

Todo sentenciado

En noviembre, Aumente también avisó de que la innovación era innecesaria y García señaló que proseguir o no con ella dependía de distintos factores, entre ellos de lo que dijera la Junta. Ese mismo mes, García firmó la denegación de la licencia que Cosmos había pedido para valorizar apoyándose en un informe interno de Urbanismo que concluía que es una actividad «prohibida» por el PGOU en el núcleo urbano, por lo que avalaba la postura de Salud de que no hace falta la innovación. Ya estaba todo sentenciado. Sin embargo, no es hasta el 13 de junio del 2019 cuando el anterior gerente propone el archivo provisional (que aún debe ser aprobado por los órganos municipales correspondientes) en base a esos informes y al considerar que es innecesario seguir con el polémico expediente.

El problema de la licencia

El alcalde ya ha anunciado que de la manera que recomienden los servicios jurídicos quedará zanjada definitivamente la innovación, lo que traerá «seguridad jurídica». Pero queda otro asunto más y no menos controvertido, el de la licencia para valorizar residuos no peligrosos para su uso como combustible alternativo. Cosmos cuenta con permiso de Urbanismo solo para la valorización de biomasa. Sin embargo, carece de licencia para el resto de residuos, ya que el organismo municipal se la denegó en noviembre del 2018, unos meses después de haberle abierto un expediente por valorizar desde final del 2016.

La cementera, por su parte, siempre ha defendido que tiene permiso para valorizar, basándose en la autorización ambiental integrada otorgada por la Junta en el 2007 y en un certificado urbanístico del Ayuntamiento de ese año. Cosmos defiende que tiene permiso de actividad para fabricar cemento y que el uso de combustible derivado de residuos (CDR) -papel, cartón y algo de biomasa- está amparado por el mismo. La Junta, en toda esta historia, siempre ha dicho que Cosmos tiene la autorización ambiental integrada, que le permite valorizar, pero que eso no la exime de otras licencias que el Ayuntamiento considere necesarias.

Tras la denegación de la licencia, Cosmos recurrió. El expediente abierto a la cementera por Urbanismo y la denegación de la licencia están en el juzgado. Así que ahí queda un frente abierto. Tanto Pedro García como Córdoba Aire Limpio han dejado claro que, más allá de la innovación, la clave está en la licencia. García teme un acuerdo entre el Ayuntamiento y Cosmos que le permita seguir valorizando. La plataforma, por su parte, ha anunciado que seguirá exigiendo la paralización de esa valorización.

Panorama

¿Qué pasará ahora? Por un lado, habrá que ver qué pasos da el Ayuntamiento para que el archivo de la innovación sea definitivo. Por otro, habrá que esperar a tener una resolución judicial firme sobre la licencia y ver qué hace Urbanismo con ella. Pero, de momento, Cosmos, sus trabajadores, los empresarios y los sindicatos están satisfechos con el final de este penúltimo capítulo.