"Cuervo, cuervo de culebra, observo en cinco, fachada oeste, posible trampeo, se ve una ñapa, cambio". Hay tres 'leones' a mi alrededor. Los conocí, cosas del destino, en Los Alijares (Toledo) durante un simulacro de rescate tras una toma de rehenes. Año y medio después, la primera compañía del Regimiento La Reina 2 se retuerce por las calles angostas de un poblado afgano, en 'El Topógrafo' de Cerro Muriano. En casa.

"Allí avanzan los 'leones', por allí están los 'linces'", explica con pasión a una distancia de seguridad y protegido por un paraguas virtual de Pizarros, TOAs y algún que otro Leopardo que le ha hecho antes la limpieza en profundidad, el responsable de este tinglado de polvo y adrenalina, el teniente coronel Aguilar.

Desde primera hora de la mañana han avanzado acompasados los carros de combate Leopardo, con un rugido de queroseno y sus inseparables Pizarro por las pequeñas lomas de Viva España, la cota que defiende un enemigo escoltado por helicópteros. Lo han hecho a pie los únicos capaces de ocupar el terreno, cientos de infantes contando uno a uno sus pasos: "Veinte, veintiuno, veintidós...". La única forma de que la danza de entrada triunfal en la posición enemiga no vaya a destiempo. Nadie se queda atrás pese al calor.

Más tarde, tras asegurar el perímetro, la compañía del capitán Jansa --"para mí, los mejores. No veas cómo se trabajan también el gimnasio", comenta una fémina uniformada del grupo-- entra en el poblado. Avanza uno, dos, tres, limpiando uno a uno todos los edificios. Arrastrados, por los tejados, por las ventanas... A cuestas, el fusil HK y las ametralladoras MG-4: diez kilos escaleras arriba y abajo.

Retraso por un IED

Desde la posición de mando y control del teniente coronel se esperan las últimas instrucciones de la primera compañía. Un IED --un artefacto improvisado como los que usan los insurgentes en Afganistán-- ha retrasado la marcha del grupo. El protocolo se activa y la operación va para largo. Comprobación, identificación y equipo de desactivación en camino: 45 minutos que retrasan el avance.

El subgrupo táctico León apenas encuentra oposición --acaso un pelotón de informadores y gráficos que les apuntan con sus cámaras de manera compulsiva-- y toman también el depósito de armamento que andaban buscando. Me dio reparo preguntar si hubo bajas.

Cuando nos íbamos del poblado, Jansa ponía pie en tierra y los últimos fusileros tomaban al asalto sus TOAs de Vietnam.

Allí se quedaron cientos de ellos colinas arriba y abajo en busca de otras posiciones. En dos semanas no habrá polvo y sudor en la calificación. El examen final se dirimirá en un despacho con pantallas de incidencias. Sobresaliente seguro.