Entonces, ¿la nueva normalidad era esto? ¿Lo mismo pero con hidrogel? El Ayuntamiento de Córdoba ha vuelto a funcionar al ralentí habitual y con sus empleados echando de menos ya el teletrabajo, porque ahora lo que toca es la nostalgia del confinamiento. El ser humano es así de contradictorio. ¿Para cuándo camisetas de te acuerdas de lo felices que éramos saliendo a aplaudir a las 8? Los periodistas han vuelto a pulular por los pasillos de Capitulares para nerviosismo de algunos políticos, que se habían acostumbrado a la soledad del gobierno del decreto y la urgencia sanitaria.

Mientras, la oposición ha tenido que regresar a marchas forzadas del letargo de las reuniones de Zoom y las discusiones bizantinas sobre si criticar o no criticar al gobierno local, cuando a este le llegaba el agua al cuello y las colas del hambre se extendían por algunos de nuestros barrios, sería entendido por el ciudadano de a pie (bonita expresión) o considerado como una práctica carroñera de manual.

Para celebrar la vuelta al cole, los señores capitulares han obsequiado a la ciudadanía esta semana con 8 horas de pleno presencial, que en el prime time de la sesión congregó a una veintena de cordobeses frente al streaming de la Televisión Municipal. ¿Qué ocurre? ¿No interesa la política local o es que no les funcionaba el wifi? (Díganlo pronto que no siga escribiendo). La maratoniana sesión, con 20 minutos de descanso para comer, menos mal, incluyó un amplio rosario de mociones (como la propuesta sobre la gratuidad del aparcamiento del Reina Sofía, que no prosperó), la comparecencia de un concejal de Ciudadanos, David Dorado, que esta vez sí se produjo (recuerden que el anterior citado a comparecer ante el Pleno, Manuel Torrejimeno, escapó de su intervención con un truco judicial de prestidigitador), y la aprobación de un plan de ajuste al que la Administración local se debe acoplar por haber incumplido, ¡oh cielos!, la regla de gasto.

Menos inversiones y compromiso de reducir el tiempo de pago a proveedores

El documento recorta en inversiones, rebaja transferencias a empresas municipales, incrementa el cobro de tasas y se compromete a reducir el pago medio a proveedores, que el Ayuntamiento no logra cumplir por más que lo intente. Un regalito, en suma, de la ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera que aprobó el PP en el 2012, aunque ahora Salvador Fuentes, teniente de alcalde de Hacienda, sueñe con Cristóbal Montoro y con todo aquel consejo de ministros, y la propia Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) esté pidiendo su abolición. Qué cosas. En la sesión también se aprobó, aunque con polémica (IU, Vox y Podemos votaron en contra por considerar impuestos los nombres y cuestionar los méritos profesionales del titular propuesto), la nueva constitución del Consejo Social de Córdoba, que despide a la que ha sido hasta ahora su presidenta, María Dolores Baena, y da la bienvenida al abogado Luis Galán Soldevilla.

Mientras nuestros concejales debatían en el pleno sobre los pedos de las vacas (en una moción propuesta por Asaja sobre las medidas de la UE para impulsar la agricultura sostenible) y las muchas necesidades de una barriada cordobesa como Villarrubia, a los cordobeses nos llegaban las otrora cotizadísimas mascarillas que encargó hace semanas el Ayuntamiento. PSOE, IU y Podemos se han revuelto contra la medida porque entienden que llega tarde y trata a todos igual, cuando no todos los ciudadanos necesitan que se las regalen, ya que muchos las pueden pagar. PP y Cs defienden la inversión, superior a los 800.000 euros, y sostienen que las mascarillas llegan a tiempo a la luz de los rebrotes. Decida usted en qué equipo está.

La propuesta de la promotora Riff

La nueva normalidad, por último, ha traído también a Córdoba -además, por fin, de un concierto: échenle cuenta a nuestros creadores- la noticia de que un grupo de empresarios locales, de la mano de la promotora Riff, quiere levantar un auditorio cerrado para conciertos de hasta 2.000 personas y un hotel con ochenta y tantas habitaciones en el fatídico solar donde Rem Koolhas quería hacer realidad la millonaria maqueta del Palacio de Congresos. De momento, el proyecto se ha presentado en la Gerencia de Urbanismo y espera reunir el consenso de los grupos municipales.

Ya se verá si prospera o duerme el sueño de aquella pedazo de playa que nos iban a montar al otro lado de El Arenal. Me compré el bikini pa ná

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