Javier Castaño tiene 43 años y aún se está reponiendo de «la pesadilla del covid», según relata. Se contagió en el hospital Reina Sofía mientras cuidaba de su madre, ingresada por otra dolencia en una planta convencional junto a otra señora. «Al lado de mi madre, había una mujer con una tos muy fuerte a la que le hicieron un test de antígenos al ingresar que dio negativo, no supimos que tenía covid hasta dos días después cuando llegó el resultado de la PCR que le habían hecho en su pueblo y que sí dio positivo», explica.

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Su madre, pese a lo delicado de su estado, no se contagió, pero él, que usó en todo momento una mascarilla FPP2 sí. «Me dijeron que me tenía que aislar diez días por precaución y al sexto empecé a tener síntomas», recuerda Javier, «la fiebre no bajaba y me sentía muy débil así que me fui a Urgencias aunque la médica de cabecera me dijo que aguantara unos días más en casa».

El día que acudió al hospital, presentaba una neumonía y fue ingresado. «El 13 de octubre empezó mi agonía», comenta, «al día siguiente empecé a asfixiarme y dos días después me pasaron a UCI donde pasó 48 horas porque no podía respirar». Afirma que el trato del personal hospitalario fue ejemplar. «Lo peor era la soledad y la inseguridad de sentirte tan mal y no saber cómo evolucionaría y sin poder ver a mi madre, que estaba muy enferma». El virus obligó a este joven sano y sin patologías a permanecer hospitalizado 14 días. «Este bicho es muy extraño, llevaba años sin pasar siquiera la gripe y me infectó a mí y al hijo de la señora que estaba con mi madre, pero a ella no», señala.

El 27 de octubre le dieron el alta con 10 kilos menos y «hecho polvo», comenta, «me dijeron que estuviera siete días aislado, que a los siete días sin síntomas, podía salir». Extrañado, preguntó que si le harían pruebas, pero la respuesta fue negativa. «Como no quería arriesgarme a contagiar a nadie, diez días después, el 3 de noviembre, me hice por mi cuenta una PCR y di positivo, con los antígenos IgM, que muestran que el virus sigue activo, a 38 (muy elevado)». El 13 de noviembre la PCR dio negativo pero los antígenos siguen elevados y permanece aislado. La enfermedad no solo le ha impedido ver a su hija y su mujer durante días sino que le impidió despedirse de su madre, que falleció el 5 de este mes.

«Si no me hubiera hecho la prueba, estaría contagiando, como habrá muchos por ahí por recomendación médica, es una barbaridad, el alta solo debería darse si hay una prueba que diga que eres negativo».