El sector de la venta ambulante ha reanudado hoy su actividad con un 50% de su aforo, tal y como establece la normativa en la fase 3 de la desescalada. El mercadillo de Alcolea ha sido el primero de la semana en reabrir después de la crisis sanitaria del covid-19, tras el cual este martes lo harán los de Las Setas, La Ladera y Sector Sur.

Juan Fernández, presidente de Acancor, una de las asociaciones de vendedores ambulantes de Córdoba, ha explicado que aunque muchos vendedores querían esperar a poder abrir al 100% de su capacidad, han decidido hacerlo ya pese a las limitaciones porque la situación es "crítica". Según Fernández, "muchos comerciantes empiezan sin liquidez para afrontar la temporada de verano porque se endeudaron para adquirir material antes de la pandemia y ahora tienen muchísimo stock de prendas de invierno y primavera a las que no le darán salida". La crisis sanitaria, asegura, "ha acentuado la debilidad que el sector arrastra desde el 2008" por lo que prevén que "en los próximos días, habrá puestos que se queden vacíos, no porque la gente no quiera trabajar sino porque no tienen dinero para comprar género".

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A la espera del plan de choque municipal para el sector de la venta ambulante, Acancor reclama al Ayuntamiento que "suspenda el cobro de las tasas municipales hasta el 2021, similares a las que han establecido otros ayuntamientos de la provincia y de fuera de Córdoba". Actualmente, en Córdoba hay unas 800 licencias de venta ambulante de las que viven en torno a 350 familias que "dependen exclusivamente de esta actividad, algunos de los cuales han tenido que pedir ayuda para comer durante el confinamiento porque viven al día y no contaban con ahorros para afrontar esta situación".

Por su parte, el presidente de Comacor, Antonio Torcuato, ha destacado la "normalidad" con la que se ha desarrollado la primera jornada de mercadillo en Alcolea, subrayando la labor de los placeros, los policías locales que colaboran en la organización del comercio ambulante desde hace treinta años, "gracias a los cuales todo ha sido hoy más sencillo". Torcuato ha lamentado que no se les haya tenido demasiado en cuenta a la hora de diseñar el trazado aplicando la reducción del 50% del aforo y ha llamado a contar con ellos en esa labor. Según Torcuato, "en Córdoba hay muchas ganas entre el público de volver a los mercadillos", por lo que confía en que la vuelta de la actividad sea acogida con ganas entre la ciudadanía en los próximos días. "Empezamos la mayoría con poca mercancía porque compramos mucha de primavera e invierno y hay género que no ha llegado", ha explicado.

En cuanto a las reivindicaciones del sector, Comacor recuerda que ha solicitado al Ayuntamiento "la congelación de los impuestos durante el estado de alarma y seis meses después y la bonificación de las mismas durante otros seis meses" como vía de respaldo a esta actividad comercial. De momento, los vendedores ambulantes tendrán que hacer turnos para acudir a los mercadillos de las distintas zonas respetando el orden establecido en un sorteo.

El letrado Marcos Santiago, que representa a muchos vendedores ambulantes de Córdoba, ha explicado que "hay descontento en el sector porque se sienten discriminados respecto a las grandes superficies, donde los controles establecidos no son tan exigentes ni existe una reducción del aforo tan drástica, pese a que están en espacios cerrados y ellos al aire libre, donde el riesgo de contagio es menor". Según Santiago, muchos se quejan de que "las modificaciones en el diseño de los mercadillos no se están realizando con respaldo de la gente que conoce el sector" y exigen "que lo hagan expertos". Expectantes ante la respuesta del público, estiman que las ventas caerán "un 95%", ya que "a la limitación del aforo se va a unir que muchos clientes ni siquiera acudan en esta fase". En la misma línea que Acancor, el abogado asegura que "los vendedores ambulantes solicitan una menor presión tributaria hasta final de año para poder salir adelante" y que se mantengan las ayudas a las familias que existen ahora una vez se levante el estado de alarma. "Son un colectivo de riesgo que está sobreviviendo grancias a la solidaridad familiar, la austeridad y las fatigas que están pasando y al que no se puede dejar caer", ha recalcado Santiago.