El reloj que marca el tiempo del Plan Turístico de Grandes Ciudades ha empezado una nueva cuenta atrás, la tercera, ya que hasta ahora ha tenido dos prórrogas. La retirada esta semana de piezas del Templo Romano, cuyas obras empezaron en julio, para proceder a la instalación de la pasarela que permitirá recorrer sus columnas, genera buenas perspectivas, ya que tras esta actuación solo quedan dos de envergadura, las del convento Regina y la Torre de la Inquisición, pero también algo de temor porque ya solo restan siete meses para llegar a la fecha tope marcada para tener terminados los proyectos. Y no va a ser fácil, ya que el del convento Regina está atascado y el de la Torre de la Inqusición ni siquiera ha salido a concurso.

Antecedentes

El anterior alcalde, José Antonio Nieto (PP), y el consejero de Turismo y Comercio, Rafael Rodríguez (IU), firmaron en junio del 2014 un convenio para poner en marcha un plan que contempla una treintena de medidas con una inversión de 5 millones, que debía estar acabado en septiembre del 2016. En la etapa del PP empezaron algunos trabajos como la limpieza y la consolidación del convento de Regina o la reforma de la casa número 4 de Trueque para convertirla en museo de los patios, única obra de envergadura terminada cuando expiró el plazo en el 2016. En el anterior mandato quedaron abiertos los patios del convento de Santa Cruz, que luego logró fondos estatales para su palacete barroco, que sigue sin estar en uso.

Las prórrogas

El equipo de gobierno de PSOE e IU enseguida vio las dificultades para cumplir el plan y solicitó un aplazamiento. El plan fue prorrogado hasta octubre del 2017, aunque la Junta permitió llegar a marzo del 2018 al ser la fecha en la que expiraba el convenio. A mitad del 2017 solo había una nueva obra ejecutada, la que ha peatonalizado la calle Capitulares. El año pasado también culminó la primera fase del Templo Romano. Sin embargo aún quedaban proyectos como la segunda fase prevista para este monumento, la restauración de Regina o el museo de la Torre de la Inquisición. Por ello, el Ayuntamiento se vio obligado a pedir otro aplazamiento, concedido por la Junta, y ahora tiene hasta el 1 de marzo del 2019 para ejecutar las obras y hasta el 1 de junio para justificaralas, aunque el convenio estará vigente hasta el 31 de julio.

Un plan complejo

El mes que viene se cumplirá un año desde la aprobación por parte de la junta de gobierno local de los proyectos de restauración del convento Regina y de la segunda fase del Templo Romano y de los pliegos de condiciones para el concurso de obras de ambos. Entonces el Ayuntamiento optó por la vía de urgencia, que no ha impedido que los concursos se hayan alargado. Los trabajos de la segunda fase del Templo Romano empezaron en julio, con un plazo de ejecución de cinco meses, y avanzan a buen ritmo. Las obras para dar un uso a la iglesia de Regina (que es donde se actuará con el plan, ya que habrá más adelante una segunda fase centrada en el convento, que cuenta con ayudas estatales) no han corrido la misma suerte. La adjudicataria desistió y la junta de gobierno local resolvió el mes pasado el convenio, iniciándose un plazo para que la empresa alegue previo al envío del expediente al Consejo Consultivo, por lo que el proyecto sigue en compás de espera y sin perspectiva de inicio a corto plazo. Los trabajos previstos tienen un periodo de ejecución de medio año.

Perspectivas

A pesar de las vicisitudes, el primer teniente de alcalde y responsable de Turismo, Pedro García, asegura que el Ayuntamiento va a intentar cumplir los plazos fijados para culminar el plan, aunque reconoce las dificultades de Regina, «pero no por nuestra responsabilidad, sino por la irresponsabilidad de una empresa». García afirma que el Ayuntamiento tratará por todos los medios que la empresa que ha renunciado «sea sancionada» y «que no vuelva a trabajar más con la administración pública o, al menos, con este Ayuntamiento». Además, asevera que hará una licitación «lo más exprés posible». En cualquier caso, garantiza que el proyecto de Regina quedará culminado este mandato «sí o sí». Sus cálculos son que el Templo Romano -que tendrá un centro de interpretación que va vinculado al proyecto de remodelación de la planta baja del Ayuntamiento- esté culminado en «octubre o noviembre». Respecto a la Torre de la Inquisición, explica que está en la fase de contratación -aunque no ha salido a concurso- y que antes de final de año estará adjudicada. Larga tarea queda aún por delante.