Una almunia era en época califal una vivienda de grandes dimensiones, en ocasiones casi palacios, de tipo suburbano ubicada en las afueras de la ciudad, en una zona residencial que le permitía incluir grandes jardines e incluso explotaciones agrícolas. No todas las casas grandes son almunias, si bien en los últimos tiempos y según algunas fuentes consultadas, se tiende a denominar almunia a todas las viviendas de grandes dimensiones. Para recibir este título, sin embargo, los edificios en cuestión deben ser casas palaciegas singulares (no hay dos iguales) propiedad de las élites omeyas vinculadas con personajes de la corte y realizadas con calidades arquitectónicas de especial riqueza. Según los entendidos, una almunia sería algo parecido a una villa romana o a un cortijo cristiano, viviendas que con el tiempo acababan integrándose en los arrabales que lo circundaban. Según fuentes de la Delegación de Cultura, la ciudad de Córdoba conserva actualmente entre siete y ocho almunias, situadas la mayoría en la zona occidental y relativamente próximas a Medina Azahara. Estas casas, construidas en torno al siglo IX, mantienen en el siglo X los terrenos de labor aunque cada vez, con el crecimiento paulatino de los arrabales, están más cerca de la zona urbanizada. Entre las almunias más conocidas se encuentran la de Al-Rusafa, Turruñuelos o Alamirilla, una villa de recreo construida por el tesorero del Califa al-Hakam II.