El colegio San Acisclo y Santa Victoria, dependiente de la Fundación Santos Mártires de Córdoba, aseguró ayer en un comunicado en respuesta al «presunto caso de ciberacoso» denunciado en este periódico por el padre de una niña de 9 años, que el centro activó «con el mayor rigor» el protocolo establecido para estas situaciones con el objetivo de «asegurar la protección de las menores implicadas en el caso» que, añade después, «nos transmiten que se trata de una situación muy desagradable que viven con angustia». En todo momento, el colegio habla en plural, y al preguntar al respecto, habla de «las chicas en general, a todas». Y es que, aunque solo existen audios de washapp de una niña, los padres de la víctima creen que otra menor, a la que no señalan porque no tienen pruebas, participó del bullying que culminó en mayo con los mensajes de voz, pero «ha durado todo el curso con episodios previos de acoso que acababan en el despacho del orientador», según el padre.

El colegio dice entender que «para los padres afectados el sufrimiento de sus hijos es difícil de sobrellevar», al tiempo que insiste en que «el colegio actuó junto con el servicio de inspección para estudiar el caso y tomar las medidas oportunas en el grado adecuado». El centro se niega a ofrecer información sobre las medidas concretas que se han adoptado para resolver el conflicto aludiendo siempre «a la protección de las menores», actuaciones sobre las que tampoco informa a la familia de la víctima, pese a estar afectada directamente.

La dirección del San Aciclo y Santa Victoria afirma también que «toda la comunidad educativa del colegio lamenta que se identifique al colegio con un escenario que no es real», tras lo cual se autodefine como referente en resolución de conflictos al acoger programas formativos y preventivos para evitar este tipo de hechos. Además, llama a los medios a la responsabilidad y a la sociedad a plantearse la educación en el uso de la tecnología como parte del proceso educativo.