Ayer quedó visto para sentencia el juicio contra las monjas clarisas, titulares del convento de Santa Isabel, a las que los descendientes de su fundadora, Marina Villaseca, han denunciado por vulnerar los principios para los que fue cedido el inmueble y creado el monasterio. Las monjas han vendido recientemente el convento y en él se construirá un hotel. Por la venta han recibido 4,5 millones de euros.

En el juicio prestaron declaración seis monjas que en distintos momentos han pasado por el cenobio, así como algunos miembros de la familia Cabrera, que actualmente es titular del marquesado de Villaseca.

Las monjas reconocieron que la fundadora fue Marina Villaseca, que cedió inmuebles familiares para crear el convento y , según algunos estudios referidos por una testigo, para que «fuese eternamente casa de oración» y que debería seguir bajo una fundación cuyo patrono ha de ser quien ostente el marquesado.

Con la venta del inmueble, según la familia denunciante, se vulnera la voluntad de la fundadora. A juicio de las clarisas, el patronato ya no existe y la venta del convento se hizo por mandato del Papa, aunque el obispo de Córdoba se opuso a ello. Algunas de las interrogadas aseguraban desconocer a la familia Cabrera, pero todas apuntaron que hubo una familia durante la Guerra Civil que acogió a las religiosas cuando cayó una bomba en el convento (era la familia de la fundadora) y también que les ayudaron en algunas obras y momentos difíciles. También negaron que se pudieran celebrar bodas sin permiso del obispo, el párroco y la abadesa, mientras que todos los miembros de la familia aseguraron que se casaron en el monasterio con solo decir que eran hijos o sobrinos del marqués.

La abogada de la familia, Aurora Clavería, insistió en que se ha vulnerado el deseo de la fundadora de dedicar el inmueble a casa de religión, que se ha demostrado que ha existido un patronato que ha garantizado el cumplimiento de esta voluntad y además que se ha constatado la relación permanente de la familia con el convento, al que ha ayudado a lo largo de su historia. Por todos estos motivos, la familia del marqués de Villaseca reclama que se dedique la cantidad recibida por la venta del edificio a cumplir con la voluntad de la fundadora.

Por su parte, el abogado de la defensa insistió en que el convento se fundó y vendió por mandato del Papa y que las monjas podían disponer de él.