Los niños del colegio de Villaralto fueron ayer los primeros en conocer a la nueva habitante del zoológico de Córdoba, una cordobesa de casi cinco metros de altura que pesa 800 kilos. La primera jirafa que llega al parque lo hace procedente del Bioparc de Valencia, se llama Bulería y tiene solo 9 años. Pero Bulería no vivirá sola en el recinto cordobés, ya que el martes próximo llegará Kenia, su hija, que mide dos metros y medio y pesa 400 kilos. Así lo explicaron ayer el director del zoo, Manuel Rojo, y la concejala delegada de Medio Ambiente y presidenta del Ingema, Amparo Pernichi, en la presentación del ejemplar.

Pese a que mucha gente tiene la percepción de que en el zoo de Córdoba había habido alguna vez jirafas, no es así, aunque el recinto para albergar estos animales llevaba preparado 14 años, desde la remodelación del parque en el 2004, pero se encontraba vacío. Bulería llegó la noche del jueves, procedente de Valencia, con sus cuatro cuidadores, que enseñarán a los de Córdoba cómo tratar a esta elegante jirafa que, en su primer paseo por su nueva casa, despertó gran curiosidad entre los grupos que a primera hora de la mañana visitaban el recinto. Amparo Pernichi explicó que se trata de dos jirafas híbridas que necesitaban un mejor lugar para vivir, pues no son válidas para el programa genético de conservación de la raza, por lo que se pensó en sacarlas del centro valenciano. Córdoba se ofreció como la mejor opción y la más sostenible, pues el zoo ya contaba con una instalación apropiada, se encuentra bien posicionado en el ranking de bienestar animal de este tipo de centros y, además, el clima de Córdoba es apropiado para la especie. La responsable municipal indicó que el zoo cordobés se consolida como «reservorio genético», lejos de los parques de exhibición y de exposición, y que trabaja desde hace tiempo con otros espacios de España y Europa en esta idea de conservación. Las jirafas convivirán con las avestruces y cebras de al lado, del mismo hábitat.