El anticuario cordobés Enrique Santos falleció el pasado abril, pero antes había inculcado a su hijo Enrique el amor por el arte y las antigüedades. El chico tiene dos pasiones: el arte y los toros. Y ahora está teniendo la oportunidad de demostrar todo lo aprendido. Reside en Madrid, es marchante de arte de profesión y estudiante de Derecho en la Universidad Carlos III.

<b>-¿Es necesario que te guste este negocio para entenderlo?

</b>-Por supuesto, desde que nací he estado rodeado de antigüedades. Mi padre me enseñó a valorar y respetar lo antiguo y soy un apasionado de mi profesión. Durante un verano, trabajando en un despacho en la City de Londres, empecé a visitar todas las galerías, museos y exposiciones, y contacté con anticuarios que me ayudaron y aconsejaron sin conocerme de nada.

<b>-¿Es España líder en el sector?

</b>-No está en cabeza, pero, por nuestro bagaje histórico, deberíamos estar entre los primeros. Existen todavía grandes piezas por descubrir en nuestro país. Gracias a mis continuos viajes por todo el mundo, he podido comprobar los gustos de cada tipo de coleccionista y, sobre todo, estudiar todo tipo de épocas y escuelas y sus cotizaciones en el mercado, pues, al fin y al cabo, es lo fundamental para dar salida a las piezas.

<b>-¿Es tiempo de adquirir antigüedades?

</b>-Siempre es bueno invertir en antigüedades, pero contando con el asesoramiento adecuado. En España, el mercado está un poco estancado. Hubo épocas muy buenas, pero las modas han cambiado y se ha perdido el gusto por lo antiguo. También hay que tener en cuenta cómo han cambiado las necesidades de las viviendas. Pero, tanto la pintura, la escultura, los muebles u objetos decorativos, siempre tendrán el valor y la calidad que no da el mobiliario moderno. En España, hay piezas muy buenas, pero hay que sacarlas fuera para venderlas. Actualmente, los mejores clientes están en el extranjero.

<b>-Sin embargo, parece que las pinturas siguen al alza.

</b>-Sí, sobre todo la pintura española del siglo XVII, sin olvidar a Julio Romero de Torres, nuestro pintor más universal, que, aunque ha sufrido en el mercado, sigue estando cotizado.

<b>-Sobre todo en el continente americano.

</b>-Efectivamente, y, por eso, este otoño los doce lienzos que posee la Fundación Prasa se van a exponer en Nueva York, destacando entre ellos Rivalidad, La Consagración de la Copla o Las Dos Sendas. Hace tiempo que nos solicitaron esta muestra y espero y deseo que sea muy visitada y sirva para dar más gloria a nuestro genial artista.

<b>-Siempre se ha comentado que las antigüedades son caras. ¿Puede un ciudadano normal hacerse con una obra de arte antigua?

</b>-Por supuesto. El valor de las antigüedades oscila dentro de unos parámetros mas o menos definidos. Cada pieza tiene su ADN: la época, el estado de conservación, la calidad del autor, etcétera. Hay piezas muy buenas a un precio asequible para la mayoría. Lo que falta es información al respecto y por eso se debe acudir a un profesional, que esté al tanto del mercado.

<b>-¿Cuál ha sido la pieza más cara que ha visto?

</b>-No es tanto el precio, sino el valor, aunque, generalmente, la pintura encabeza esta lista. Tras el éxito y la altísima cotización que el arte contemporáneo ha alcanzado en los últimos tiempos, este año dio un golpe de efecto la denominada pintura antigua. El Salvator Mundi de Leonardo alcanzó los 450 millones de euros en subasta. Por supuesto existe un nexo de causalidad entre el precio comercial y el valor artístico de una obra de arte, pero son muchos los factores que se consideran para estimar el precio y que hacen única cada obra.