El Guadalquivir, la principal vía de comercio durante el Imperio Romano, la que llevaba hasta Cádiz aceites, vinos y trigos para Roma, es en la actualidad una corriente de agua que fluye sin continuidad. El «río grande» de Al Andalus, por el que incluso navegaron aguas arribas feroces guerreros vikingos para llegar hasta Sevilla, no tiene hoy caudal suficiente. El «gran río», el «gran rey de Andalucía, de arenas nobles, ya que no doradas» de don Luis de Góngora, se ha quedado en un badurrio. Un badurrio, según la organización ecologista WWF, es una «corriente de agua que fluye sin continuidad y con caudal insuficiente, cuyo destino es desembocar en otro cauce, en un lago o en el mar, aunque en ocasiones ni siquiera llega hacerlo».

Y esto denunciaron que es el Guadalquivir un grupo de miembros de WWF Córdoba, durante la celebración del Big jump, «el gran salto», que en Córdoba, en el azud de Casillas, no pudieron realizar ayer. Eso sí, denunciaron la presencia del azud en esta parte del río y el mal estado que presentan las aguas. Donde hacen más hincapié los voluntarios cordobeses de WWF es en «la falta de utilidad del azud, que corta la circulación normal del agua, actuando como una barrera, afectando a la fauna y la flora». Así lo advirtió una de las componentes de WWF Córdoba, María Amparo García, que asegura que cuando hay menos agua en los ríos, la vegetación que crece en las riberas al principio no es la autóctona. La organización conservacionista pide que desaparezca el azud, para que la corriente fluya correctamente, o la puesta en marcha de la central hidroeléctrica, para conseguir energía limpia. También exigen a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir que «se preocupe un poquito más por sus ríos». Para los voluntarios de WWF Córdoba, si el río estuviese más cuidado y las aguas más limpias, podría haber zonas en las que estuviese permitido el baño, aunque reconocen que en Córdoba no hay muchos puntos como el azud de Casillas.

A esto se añade el desconocimiento de cómo está el río, causado por las presas, produciendo un mayor flujo en ocasiones, mientras que en otras, la corriente de agua es escasa. El Big jump se celebra simultáneamente en otros países europeos y en varias ciudades españolas, entre ellas Sevilla, donde los voluntarios también denuncian la situación del Guadalquivir a su paso por la ciudad; en Granada, donde, protestan por el badurrio Genil, así como en Málaga, con la corriente del Vélez. Una protesta a nivel nacional se dirige contra el más estado de las corrientes de agua.

Sería de esperar que las generaciones futuras no recuerden el último terceto del soneto de Góngora dedicado a Córdoba, «nunca merezcan mis ausentes ojos/ver tus muros, tus torres y tu río», y no por añoranza de la ciudad, sino porque el Guadalquivir se haya convertido a su paso en un badurrio.