Las reales archicofradías de María Santísima de Araceli, patrona de Lucena, y de María Santísima de la Sierra, patrona de Cabra, celebraron el pasado 2 de marzo un hermanamiento con distintos actos en sus santuarios, que contaron con la presencia del obispo, Demetrio Fernández. El hermanamiento surge tras los acuerdos de las juntas de gobierno de las cofradías de ambas patronas, amparados por los consiliarios de las hermandades, David Aguilera y José Antonio Jiménez, respectivamente. Esta iniciativa se fundamenta en la estrecha relación religiosa y social existente entre las ciudades de Lucena y Cabra, y entre sus advocaciones marianas por excelencia, Araceli y Sierra. Además, tiene como objetivo sellar la unión, estableciendo lazos que permitan convertir a los dos santuarios «en faros, luces y guías para todos aquellos que quieran seguir a Jesús, con el ejemplo de María».

El acto comenzó a las 11.30 horas en el santuario de Aras, con la celebración de una solemne eucaristía concelebrada por los sacerdotes consiliarios de las hermandades, David Aguilera y José Antonio Jiménez Cabello, y estuvo acompañada musicalmente por Teresa Ruiz-Canela. David Aguilera destacó que en este acto ambas hermandades «se dan un abrazo fraterno y un beso de paz».

La misa en el real santuario de Aras contó con la presencia de los alcaldes de Lucena y Cabra, Juan Pérez Guerrero y Fernando Priego Chacón, respectivamente; las delegadas territoriales de Turismo y Justicia de la Junta, Purificación Joyera, y de Cultura y Fomento, Cristina Casanueva, así como los hermanos mayores de la Real Archicofradía de la Virgen de Araceli, Rafael Ramírez, y de la Real Archicofradía de la Virgen de la Sierra, Antonio Cano, y distintas autoridades de la vida pública, cofradías y hermandades de la comarca. Finalizada la eucaristía se entregó a la Patrona de Lucena, María Santísima de Araceli, el escudo de la Real Archicofradía de María Santísima de la Sierra. Ambas archicofradías ponían de manifiesto su satisfacción por la llegada de este acto de fraternidad mariana, con el deseo de que se extienda a todas las personas devotas de tan veneradas imágenes de Cabra y Lucena, por medio de las cuales se invoca protección de una misma madre, María.

El acto continuó pasadas las 13.30 horas en el santuario de María Santísima de la Sierra, donde bajo la presidencia del obispo y con la presencia de las juntas de gobierno de sus respectivas reales archicofradías se procedió a la firma de este estrechamiento de lazos entre lucentinos y egabrenses.

Antes de la firma del documento, y ante un buen número de fieles y devotos, Fernández subrayó la importancia de este hermanamiento, apuntando que «este gesto que habéis tenido, esta feliz ocurrencia de poner por escrito y de celebrar un acto de hermanamiento, lo he visto con buenos ojos desde el primer momento».