Con más ruido que juego, Neymar se despide del que debía ser su Mundial por la puerta de atrás, convertido en objeto de burla por sus simulaciones, protagonista permanente del debate entre quienes consideran que hay que protegerle y los que lo ven como un mal ejemplo. La imagen que quedará de Neymar en el Mundial de Rusia no es un regate, ni algún gol. Su foto fija es la de un jugador tirado sobre el césped, con ostensibles gestos de dolor.

Porque Neymar abandona Rusia sin haber cumplido su propósito de asaltar el trono de Messi y Ronaldo. Peor aún, ha perdido caché por su constante exposición en los medios y las redes sociales, por sus polémicas con rivales o exjugadores.

No ha habido ningún día en el Mundial en el que no se debatiese sobre el juego del atacante de la Canarinha.

Primero, por las dudas que dejaba su estado de forma. Luego, por las quejas que provocaba cada vez que se retorcía sobre el césped tras recibir una entrada.

Muchos detractores

Sus detractores también pueden contraatacar. Según el análisis de las imágenes que hizo el canal suizo RTS, previo al partido de los cuartos de final, Neymar estuvo tirado sobre el terreno de juego un total de 13 minutos y 50 minutos en los cuatro primeros encuentros.

El exgoleador inglés Gary Lineker abrió la veda: “Neymar tiene el umbral de dolor más bajo de entre todos los jugadores de Copas Mundiales desde que comenzaron las estadística de Opta», publicó en su cuenta de Twitter.

Y en su defensa salió Ronaldo Nazario: «A Neymar habría que protegerle, porque tiene un gran talento. Algo parecido sucedió conmigo, que sufría entradas violentas de forma repetida. Esas críticas son bobadas. El resultado de lo que entrega a Brasil es maravilloso», dijo.

Lamentables estadísticas

Pero erguido sobre el terreno de juego, realmente ha sido muy poco lo que ha ofrecido el jugador más caro de la historia. En 485’38 minutos de juego, no logró más que dos goles de los 27 disparos que hizo -nadie lo ha intentado más en lo que va de torneo-, a lo que añadió una asistencia; a Roberto Firmino, contra México.

Ha sido el que más córners ha lanzado (24), al que más fuera de juego le han sancionado (6) y el que más regates ha hecho (57). En cinco partidos, corrió un total de 47’30 kilómetros (22’84 de ellos con balón) e intentó 276 pases (217 de los cuales llegaron a su destino, un 79%).

Nadie puede decir que no lo haya intentado, pero lo que está claro es que no ha sido el líder que Brasil esperaba. De hecho, el propio Tite, al que le gusta rotar la capitanía, no confió en él para llevar el brazalete. Thiago Silva y Joao Miranda, en dos ocasiones cada uno, más Marcelo fueron los elegidos. Con Neymar fuera, el Mundial pierde a uno de los iconos de Rusia 2018 -probablemente sólo le ha hecho sombra Maradona, y por otros motivos-. En Brasil, no obstante, aún no ha agotado el crédito. «Seguramente, ganará un Mundial algún día», pronosticó Miranda.