Las bajadas de impuestos suelen traer consigo la generación de una mayor actividad en la economía. Si los ciudadanos y las empresas tienen más dinero en su bolsillo, pueden gastarlo e invertirlo, incentivando con ello el desarrollo a todos los niveles. Por ello, bienvenida sea la bajada del IBI aprobada por el Ayuntamiento, pues la ciudad precisa un cambio de tendencia en la que la palabra crisis pase a mejor vida. Sin embargo, hay que ser conscientes también de que estas medidas de bonanza fiscal no pueden ser todo lo generosas que se quisiera, dado que las administraciones precisan mantener el equilibrio de una balanza en la que tienen su peso, por ejemplo, los servicios sociales que tienen que prestarse o las inversiones en materia de infraestructura. Y para poder atender todo ello hace falta dinero.