El problema se ha agravado en los últimos dos o tres años y en la actualidad comerciantes de las calles de La Plata y María Cristina --en el entorno de la plaza de Las Tendillas y de Claudio Marcelo-- afirman que pasear por estos espacios peatonales se ha convertido en una "misión imposible". Estos propietarios de pequeños establecimientos aluden a las dificultades derivadas de la proliferación de veladores e incluso muestran fotografías de situaciones complicadas, como la de una persona en silla de ruedas que trata de abrirse paso para avanzar.

En su opinión, la expansión de las terrazas de hostelería y el bullicio que se genera en determinados momentos del día (a lo que se suma el mobiliario apilado en la vía pública) crean molestias de ruido, de movilidad y para la actividad comercial. En el caso de La Plata, se concentran cinco bares en un tramo de cincuenta metros y estos instalan sus terrazas también en las fachadas de las tiendas. En María Cristina la situación es muy similar y, entre otros aspectos, señalan que se complica el disfrute de las vistas del Templo Romano a través de la celosía que hay allí situada.

El informe elaborado por Studio 8 Arquitectura indica que estas calles no pueden soportar una doble fila de veladores, por lo que reivindica que se deje solo una y que queden libres los accesos a las viviendas y a los comercios. Estas conclusiones han sido apoyadas por la Asociación de Vecinos Centro Histórico, la Federación Comercio Córdoba y el colectivo peatonal A Pata.

José Salamanca, el propietario de la tienda Silver, explica que "el comercio vive del escaparate y esta es una calle incómoda, es misión imposible pasear". Este comerciante recuerda que con el gobierno local anterior "hicimos múltiples escritos y no nos hicieron caso", por lo que apunta que "ahora parece que se está moviendo algo el tema, vamos a ver si se lleva a efecto". También explica que en esta vía hay negocios low cost que reúnen a gente joven y algunos son autoservicio, lo que genera más trasiego. "La gente se pone donde quiere y no hay quien llegue al escaparate", señala.

Según informan, el año pasado se limitó el uso de veladores, estableciendo que una de las filas solo podía disponer de dos sillas por mesa y la otra podía seguir con cuatro. No obstante, destacan que esta medida no se cumple y también se instalan parasoles que perjudican la visibilidad de los negocios. Javier Muñoz, el propietario de la tienda de moda masculina Rafael Campos, se muestra seguro de que "esta calle es evitada por los viandantes".

De otro lado, en María Cristina el espacio público también tiene a los veladores como protagonistas y desde Solo Bici, ubicada en esa vía, comentan que "tenemos problemas, sobre todo, los sábados y los domingos". En este establecimiento aluden a las "barbaridades" que se pueden observar en algunos momentos y aclaran que "la gente se expande". Además, abundan en que se pueden originar conflictos entre los clientes de los bares y quienes quieren andar por la calle, por la ocupación del espacio. En este sentido, hacen referencia al impulso que la hostelería ha cobrado en la ciudad y subrayan la impresión de que "las demás tiendas no importan".