La mentalidad inmobiliaria de los cordobeses está cambiando a marchas forzadas. Si hace dos décadas, las familias soñaban con hipotecarse para llegar al día de la jubilación con un piso en propiedad, herencia futura de sus hijos, y el alquiler era apenas un recurso para estudiantes, ya que nadie con un trabajo decente pensaba en esa fórmula (¿quién no ha oído decir eso de que alquilar es tirar el dinero?), la crisis, el tsunami de los desahucios y los cambios introducidos en el modelo de familia tradicional han hecho tambalear ese dogma en favor del arrendamiento. Córdoba se acerca así, aún a paso lento, a la tónica habitual en Europa, donde los propietarios de pisos, independientemente del poder adquisitivo de cada cual, son desde hace décadas una minoría.

Según las estadísticas, más de la mitad del sueldo de las familias hipotecadas se va en pagar la casa. No es de extrañar por ello que, desde que empezó la crisis, el número de operaciones de alquiler hayan crecido hasta duplicar las de compraventa. Según Agustín León, portavoz del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria en Córdoba, la oferta y la demanda de alquileres no han dejado de crecer en los últimos años, si bien hay factores ajenos a la crisis que influyen. "La cultura del alquiler se está implantando porque han coincidido en el tiempo, por un lado, la crisis económica, y, por otro, cuestiones como el aumento de los divorcios que obligan a buscar segundas viviendas". Para León, el fenómeno es complejo. "Antes de la crisis, la gente mantenía cerrados los pisos a la espera de venderlos porque se vendían rápido y el precio de venta no dejaba de crecer, ahora los costes que supone tener un inmueble cerrado (comunidad, suministros, mantenimiento, IBI...) hacen que sea más rentable alquilarlo". Aunque las operaciones de alquiler han aumentado más de un 50% en los últimos años, según el portavoz de API, muchos alquileres (en torno a un 10%) se han perdido debido a la crisis y a la supresión de ayudas como las de emancipación, que permitieron en su día a muchos independizarse y ahora, al quedarse en paro o con sueldos muy bajos, se han visto obligados a volver a casa de los padres.

El aumento de la oferta y de la demanda ha hecho que inquilinos y propietarios sean cada vez más exigentes, ya que tienen más opción de elegir, y que los precios caigan progresivamente. "El gran descenso, de hasta un 30%, se dio en los primeros años", explica León, "desde entonces, sigue descendiendo pero muy poco a poco". Según los informes del portal enalquiler.com, que ofrece 1.621 viviendas en la capital, a finales del 2014 el precio medio de una vivienda de alquiler en Córdoba era de 575 euros (por debajo de la media andaluza que estaba en 638 euros) un 1,2% menos que seis meses antes y casi un 2% menos que el año anterior. En enero, el precio medio en la capital experimentaba un aumento del 3,6%, situándose en 586 euros. Los datos del portal idealista.com (1.187 pisos ofertados en Córdoba capital y 1.603 en la provincia), confirman la tendencia a la baja, situando a Córdoba como una de las capitales con un mayor descenso, con una disminución de los precios del 2,5%. La evolución de la oferta también está clara. Hace tres años, idealista.com tenía 693 anuncios de alquiler en Córdoba y ahora 1.187, lo que supone un 71,3% más. A pesar de la evolución, la falta de incentivos fiscales (la reforma fiscal aprobada por el Gobierno los ha suprimido desde enero de este año), de ayudas a la emancipación y de garantías sobre el alquiler hace que aún haya muchos pisos cerrados a la espera de inquilino.