Decidió dejar su trabajo en España "debido a los recortes, ya que al ser trabajador público me afectaron de lleno, y eso que me fui antes de que me redujeran la jornada laboral y el sueldo un 25% como al resto de compañeros con contrato temporal". Así explica este cordobés, técnico superior en Radioterapia, el porqué de su viaje a Anglet (Francia), donde reside desde hace ya 10 meses. Allí no está solo, le acompaña su novia, de origen francés, quien también estuvo trabajando en España, "dando clases particulares en Córdoba, pues no encontraba trabajo. Y cuando las cosas empezaron a empeorar decidimos marcharnos porque sabíamos que sería mucho más fácil encontrar un trabajo en Francia y más digno, ya que aquí el sueldo mínimo es mucho más alto", asegura Daniel. Y así fue, aunque no lo consiguió en su sector. "Me comentaron de una empresa que contrataba mucha gente en temporada alta, y simplemente fui a pedir trabajo y sin problema me lo dieron". Así que ahora es empleado en una lavandería industrial, "pues no he podido convalidar mi diploma porque la formación en radioterapia en España es diferente que en la mayoría de países europeos, lo cual es una pena porque nos deja fuera de juego", se queja. Pese a ello, y aunque reconoce que "no queríamos irnos de España", no tienen pensado regresar "hasta que las perspectivas cambien, sobre todo en cuanto a derechos laborales; que, visto lo visto, posiblemente será dentro de muchos años", comenta resignado. Lo que por ahora le anima es que en Francia "las perspectivas son mucho mejores". Así que, una vez superado el hándicap del idioma --que reconoce fue lo que más le costó "porque al principio no entendía nada"--, ahora, asegura, "no me arrepiento de haber venido". Además anima a otros compatriotas a no tener miedo de salir al extranjero porque las barreras iniciales son, en su opinión, fácilmente superables. En su caso, la empresa para la que trabaja no le aporta ninguna subvención, al margen de la nómina, para alojamiento o formación, pero asegura que "aquí hay buenas ayudas al alquiler y asociaciones que enseñan el idioma prácticamente gratis". Así, Daniel ha conseguido montar su vida en Francia y sueña con volver, lamentando la situación de quienes, como él, "se ven obligados a emigrar para poder tener una vida independiente" que en su país no les es posible, incluso con trabajo.