Ciertos preparados farmacéuticos requieren un enérgico meneo antes de su ingestión. Tiene su lógica, pues en caso contrario el paciente corre el riesgo de tomarse la cucharada sin haber mezclado bien el contenido del fármaco, y no se sabe qué puede ser peor, si el exceso de medicamento o no haberlo removido. Algo así ha pasado en el Ayuntamiento, y el alcalde, José Antonio Nieto, ha tenido que agitar a su equipo de gobierno para mezclar bien sus actividades y que no se produzcan excesivas acumulaciones de poder (o protagonismo) en unos concejales mientras otros viajan a su aire sin saber muy bien cuáles son sus competencias.

Puede mirarse así. También puede concluirse que Nieto no está muy contento con cómo marcha el cotarro, y ha decidido remover el banquillo para colocar a sus fichajes en otra zona del campo, a ver si así rinden más. Las rotaciones, ya saben

Para empezar, hay equipo de gobierno hasta debajo de las piedras. Nadie diría que con los escasos fondos a manejar merezca la pena distribuir departamentos entre los 16 concejales electos y los tres delegados por la Ley de Grandes Ciudades. Pero así ha sido. El alcalde ha adelgazado aún más algunas responsabilidades y las ha extendido como una mancha, con excepciones como Miguel Angel Torrico; el responsable de Urbanismo, Luis Martín; el de Hacienda, José María Bellido, y el de Cultura; Juan Miguel Moreno Calderón, y los delegados de Juventud y de Deportes, Verónica Martos y Miguel Reina. Con el resto ha hecho cambios y repartos, con el denominador común de que ha quitado responsabilidades a los titulares de las áreas con conflictos.

Así, la responsabilidad de Recursos Humanos, que ostentaba el número dos de la lista del PP, Rafael Navas, nuevo en política y con perfil de gestor, la asume por completo Antonia Luisa Sola, que ya bregó con esas lides cuando era concejala con Rafael Merino y que ahora asume como delegada del alcalde por la Ley de Grandes Ciudades. Problemas con la Policía Local le han costado a Ana Tamayo que se reduzca su responsabilidad a la de Tráfico y Movilidad --sigue siendo la portavoz-- , mientras Carmen Sousa coge las riendas de Seguridad. Las discrepancias que mantienen en pie de guerra al movimiento ciudadano en contra del gobierno municipal parecen haberle costado esta concejalía a Laura Ruiz, que se queda con Infraestructuras, mientras la relación con los vecinos la asume ahora Blanca Córdoba. El cierre del Imdeec, los conflictos internos heredados en este organismo y el descontento de la patronal y los sindicatos han llevado a Nieto, aparentemente, a trasladar las funciones de promoción del empleo a Rafael Navas, acostumbrado a las relaciones con empresarios y sindicatos, mientras Ricardo Rojas asume Comercio y Vía Pública --compensado a su vez con el cargo de viceportavoz--. Navas asume también Turismo, el departamento que Rosario Alarcón llevaba en el Ayuntamiento y en la Diputación. La salida de Alarcón, ahora parlamentaria andaluza, ha sido la palanca de estos cambios, que Nieto ha convertido en un vendaval para su equipo.

Pero no queda ahí la cosa. Sea por el conflicto con la Escuela Infantil y por sus declaraciones poco medidas en temas de educación o porque le conviene, la titular de esa área, María Jesús Botella, pierde esas tareas y se convierte en diputada provincial. Y a Rafael Jaén le envía Nieto a Patrimonio, le reserva Semana Santa pero le quita Fiestas, que pasa a Amelia Caracuel..

Vistos los mimbres, parece claro que José Antonio Nieto no estaba contento con cómo se estaba tejiendo el cesto. Reunió el lunes a sus concejales, remodeló su gobierno y no ha dado explicaciones. A ver cómo queda el laboratorio con tantos movimientos.