Estar en el poder da aplomo, serenidad y buen rollito, por lo que pudo verse ayer en el congreso nacional que el PP celebra en Sevilla. Nada que ver con el tenso cónclave que celebrara dos semanas antes el PSOE en la misma ciudad, con dos candidatos a la secretaría general peleando cada voto, mientras en la sesión del PP no solo había un único candidato, sino que todos eran de Mariano Rajoy, hasta el punto de que un miembro de la delegación de Córdoba bromeaba con la idea de votar públicamente 'no' para así "salir en el telediario". Unidad y buenas caras, aunque no se vio por los pasillos la euforia que ostentaron los populares en aquella convención celebrada también en Sevilla antes de las municipales. Quizá es que el desafío de Andalucía es demasiado gordo, o tal vez la situación de crisis es tan dura que no invita a entusiasmos desmedidos. Seria y reconcentrada era la cara de Javier Arenas mientras el presidente nacional del PP confesaba que "ya estoy sintiendo la alegría por un triunfo" que será "el de Andalucía". Arenas, que recibió un fuerte respaldo en el congreso, no se verá a lado de Rajoy en el momento en el que sepa el resultado electoral del 25-M, pues, de prestar oídos a lo que se comenta, el presidente del Gobierno estará en Corea ese día. Treinta años esperando el triunfo en Andalucía y a Rajoy le pilla en Asia.

En su discurso, del que ya se da cuenta en otra páginas, impuso tareas a todos los gobernantes del PP. Los de los ayuntamientos, los de las comunidades autónomas, los ministros, a los que aseguró que no es momento de pedir perdón por los éxitos, pero tampoco para la autocomplacencia, y en ese sentido les expuso lo que considera que es el actual desafío del PP: "Ya no se esperan de nosotros quejas, denuncias, sugerencias ni promesas. Se esperan soluciones". Y así insistió ante su auditorio en que "es hora de las respuestas". Tal vez fuese un mensaje para esos ayuntamientos y autonomías que llevan muchos meses lamentando la herencia recibida (caso en el que se encuentra la institución local de Córdoba), ya que, por mucho que sea cierto, puede que se haya cerrado la ventanilla de las lamentaciones y haya que hacer el cesto con los pocos mimbres que queden.

Quizá en esa sintonía esté ya el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, al menos en lo que algunos proyectos se refiere. Sin ir más lejos, el del centro de congresos, pues si bien de sus comentarios de esta semana parecía deducirse que está a punto de tirar la toalla ("o se empieza en el 2012 o no se hace"), ayer mismo comentaba a este redactor que le va a pedir a Arenas que el centro de congresos de Córdoba figure en su programa electoral de las andaluzas, y que considera el proyecto lo suficientemente importante como para seguir con él adelante. Eso sí, "el Ayuntamiento no aportará más de un 20% del coste total del proyecto".

Volviendo al centro de congresos, pero esta vez al de Fibes en Sevilla, la presidenta de Nuevas Generaciones (NNGG) y senadora por Córdoba, Beatriz Jurado, fue la estrella de la delegación cordobesa en la convención del PP. Tomó la palabra ayer tarde y trasladó el mensaje de que los jóvenes del PP "no estamos para mirar, sino para trabajar porque somos los más perjudicados" por la situación actual.

Ella formará parte del nuevo comité ejecutivo y de la junta directiva nacional del PP, como miembro nato por su cargo en NNGG. También, por la misma razón de su cargo como presidente del PP cordobés, estará Nieto en la junta directiva nacional. Y, además a la lista que sometió a votación Rajoy se incorpora el alcalde de Añora, Bartolomé Madrid, al que Arenas y Nieto han querido reconocer, tras ser desplazado al séptimo puesto de la candidatura del PP de Córdoba, cediendo la quinta plaza a Rafael Carmona, un cordobés afincado en Sevilla del que se habla que puede ser el consejero de Economía si Arenas llega a San Telmo.