El fútbol es una soberbia aventura. Quizá la más parecida a la política por lo que tiene de verdad y mentira teatral, de roce con la masa, de hilo conductor con los sentimientos. Es un punto de destino azaroso adonde es preferible llegar con ojos de curiosidad y muy ligero de equipaje. Pero si además el de partida es el Córdoba CF, lo mejor es no perder de vista el rastro que dejaron los Hunos. Y los otros.