Aunque la cocina tradicional cordobesa descansa sobre los pilares de restaurantes ya asentados como Bodegas Campos, El Churrasco y El Caballo Rojo, entre otros, una nueva generación de cocineros está cambiando el panorama culinario cordobés, partiendo de la base de la tradición pero con propuestas innovadoras, creativas y exitosas.

Destacan por estar trabajando en esta "nueva cocina cordobesa" seis chefs que, si bien aclaran que sus estilos son muy diferentes, comparten ese deseo renovador, la iniciativa empresarial, ya que la mayoría han creado su negocio; proveedores y una relación personal estrecha, que les lleva a apoyarse los unos a los otros e incluso a recomendarse entre sí a sus clientes. Son Coki Ochoa, cocinero de El Alma, en El Brillante; Raquel Pascual, de Amaltea, en la Ribera; Antonio López, de Témpura, en el Campo de la Verdad; Kisco García, de El Choco, en la Fuensanta; Juan Carlos Cano, de Los Marqueses, en la Judería, y Periko Ortega, chef del catering de Serrano.

Coki Ochoa es socio fundador del Alma, y explica que su idea es "salir de la cocina habitual, que está en muchos restaurantes de las zonas más antiguas", para pasar a unos platos innovadores con productos de primera calidad, "basados en las tradiciones cordobesa y mediterránea pero con toques árabes", combinando tradición, elaboraciones simples y toques renovadores. Respecto a la relación con otros cocineros jóvenes que están trabajando en esta nouvelle cuisine (algunos, como Kisco García y Antonio López, compartieron clase con él en la Escuela de Hostelería), asegura que hay una gran amistad y que se visitan a menudo.

En esa misma amistad incide Raquel Pascual, chef autodidacta cuya afición por el mundo de la cocina parte de un trabajo anterior en una empresa alimenticia "que me dio muchos conocimientos sobre las materias primas tanto en el campo como en la industria". Pascual, también empresaria "porque para innovar no bastan las ideas, sino la libertad para llevarlas a cabo", define su restaurante como "el más desenfadado, sin pretensiones de trascendencia gastronómica, sino de gustar a la gente".

Antonio López también está en la senda de los cocineros--empresarios. Afirma que después de haberse formado en muchos sitios y de haber conocido muchos tipos de cocina, intentó traer nuevos conceptos a Córdoba y "se estrelló" de entrada, lo que le llevó casi a tirar la toalla, hasta que descubrió la necesidad de tomar como base la tradición cordobesa. Posteriormente montó Témpura, que está teniendo una buena repercusión "gracias al boca a boca". Aquí, ha apostado por las técnicas culinarias "porque no es lo mismo freir que saltear, ni cocer que estofar".

Juan Carlos Cano es el único foráneo del grupo, ya que llegó a Córdoba desde Málaga hace 3 años. Su fogón es "tradicional pero renovado con toques personales", y ello se traduce en "un vanguardismo que sorprende gratamente a los clientes". Al, uno de los pocos que trabajan por cuenta ajena, asegura que "los clientes vienen a dejarse sorprender", y lo tiene claro: "Estamos sembrando, pero estoy seguro de que vamos a romper, aunque llevará tiempo".