Espejo (Córdoba)

En tres casa deshabitadas, en el Paseo de Andalucía, en Espejo, lugar de grandes casas con abolengo, un paseo grandioso en el centro del pueblo, el paseo más concurrido en todas las épocas del año donde se celebran grandes eventos socio culturales, donde, también, se ubican los bancos, la Ermita de la Virgen de la Cabeza, la Iglesia de Santa Teresa-El Hogar Parroquial (antiguo Convento de los Carmelitas Descalzos), la peña los Amigos con su Capilla de San Miguel, y el Círculo de Labradores e Industriales, una gran bandada de palomos campan a su aire en los tejados, llenándolo todo de pelos, ensuciando los balcones y acerados con sus excrementos, atascando canelones, y dejando, cuando llueve, una gran cantidad de excrementos de palomina húmeda que molestan a los viandantes, no sólo por su presencia, sino por su olor, y lo más grave de esta ola palomera es la transmisión por bacterias, por hongos y por el plumaje que, de por sí, pueden provocar infestaciones. Siendo las más importantes: la salmonelosis, producida por la bacteria salmonela; la criptococosi producida por el hongo cryotococus neoformans; la psitacosis o clamidiosis producida por la bacteria chlamydia psittaci; la histoplasmosis causada por el hongo histoplasma; la alveolitis alérgica que la transmiten las plumas y el polvo fecal. Y otro grave problema, a tener en cuenta, es el de los profesionales de la limpieza al barrer y levantar polvo, que al inhalarlo pasa a las vías respiratoria si no llevan una protección apropiada. Y todo esto con la permisividad de las autoridades municipales y sanitarias, y el dejar pasar, que es peor que no hacer nada, de los vecinos del pueblo.

Manuel León Vega, de Espejo (Córdoba)