Entierro en Moscú

Los rusos desafían el miedo para despedirse en masa del opositor Navalni

La familia del opositor ruso denunció durante nueve días la negativa de las autoridades de entregar el cadáver del político tras su deceso

Àlex Bustos

Era evidente que algo importante sucedía cuando uno se aproximaba a la iglesia del Icono de la Madre de Dios, en el sur de Moscú, donde se daba este viernes el último adiós al opositor ruso Alekséi Navalni. A la numerosa presencia policial, incluso en las estaciones de metro cercanas, se le sumaban los grupos de personas que llevaban un ramo de flores para el difunto, como marca la tradición fúnebre rusa. Para encontrar físicamente el lugar de la ceremonia simplemente bastaba con seguir el río de gente que descendía del metro en la estación de Marino, en el sureste de la capital, pues a pesar de no poder utilizarse ningún servicio de geolocalización debido a los inhibidores, estaba meridianamente claro dónde se encontraba el templo ortodoxo. Además, la mayor parte del camino estaba marcado con vallas y vehículos policiales, además de muchos agentes preparados para cualquier eventualidad, desplegados incluso en muchos de los tejados próximos al templo ortodoxo.

Las decenas de miles de moscovitas que se atrevieron a acercarse para despedir a quien fue la mayor molestia para el presidente ruso, Vladímir Putin, sabían a lo que se exponían. Muchas cámaras de vigilancia y la abundante presencia policial invitaban a la prudencia, y muchos de los presentes se taparon parcialmente el rostro con gorros, bufandas e incluso con mascarillas rescatadas de la epidemia del covid-19 de 2020. Las advertencias del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, así como las de algunas universidades, que amenazaron con que cualquier estudiante que acudiera a manifestaciones por Navalni sería expulsado, resonaban entre los presentes. "Queremos recordar que existe una ley que se debe cumplir: cualquier reunión no autorizada constituirá una violación de la ley", fueron las palabras exactas del representante del poder ruso. Durante la jornada las fuerzas de seguridad practicaron 120 detenciones, según el portal especializado OVD-Info. Muchos de los arrestos se produjeron en ciudades de provincia, como VoronezhNovosibirskKazán o Sochi, entre gentes que pretendían viajar a Moscú para asistir a las exequias.

Funeral y ceremonia de despedida del político opositor ruso Alexei Navalny en Moscú.

Funeral y ceremonia de despedida del político opositor ruso Alexei Navalny en Moscú. / EPC

Aunque el espíritu de protesta ruso está ahogado, este viernes demostró que no está muerto, ya que gentes de todas las edades quisieron mostrar su respeto al disidente, que murió en circunstancias no esclarecidas –oficialmente causas naturales– en una colonia penitenciaria de régimen especial en Jarp, en el Ártico. Entre los propios manifestantes y los policías, había también algunos hombres vestidos de negro y con pasamontañas que grabaron vídeos de la multitud. Entre los asistentes al evento se encontraban también los embajadores de países occidentales como Alemania, Estados Unidos, Francia y España.

"Putin asesino"

Al interior del templo donde se celebraba el entierro a las 14.00 horas –dos horas menos en España– no pudieron acceder más que 300 personas, los familiares y allegados del opositor ruso. El resto quisieron honrar tímidamente a Navalni coreando su nombre o con cánticos como "Gracias Alekséi" y "Rusia será libre", mientras esgrimían en alto las flores que llevaban. Instantes después, los presentes fueron más allá y gritaron consignas más tabú como "Putin asesino" y "No a la guerra", dos frases poco escuchadas en público desde que empezó la ofensiva rusa en Ucrania en 2022.

Entierro de Alekséi navalni. Entrada del féretro a la iglesia.

Entierro de Alekséi navalni. Entrada del féretro a la iglesia. / EPC

Una hora después de la ceremonia, cuatro individuos sacaron el ataúd para llevarlo al cementerio de Borisovo, situado como el templo en el barrio de Marino, el mismo en el que vivió Navalni hasta 2020, cuando fue envenenado. Finalmente pudo volver a casa, después de la intoxicación y su encarcelamiento posterior en 2021 tras ser detenido en el control de pasaportes del aeropuerto Sheremetievo cuando regresaba de Alemania, donde fue tratado de las consecuencias del veneno. Aunque Occidente señaló la autoría rusa del envenenamiento, Moscú siempre ha negado tener nada que ver con ello. En su última aparición pública, Navalni fue enterrado a las 16.00, hora local, en el cementerio de Borísovo, uno de los más antiguos de Moscú, creado en 1550. Las autoridades habían previsto una ceremonia y un entierro rápido, sin tener siquiera acceso a la tumba donde iba a ser sepultado.

Marcha prohibida

Además del propio adiós al disidente, algunos partidarios de Navalni quisieron hacer una marcha en su memoria y en la de Boris Nemtsov –otro opositor al régimen que fue asesinado en 2015 a pocos metros del Kremlin–. Sin embargo, las autoridades moscovitas negaron el permiso a la marcha a pesar de que en 2015 sí permitieron honrar al político asesinado. Según Yekaterina Duntsova, aspirante a la Presidencia rusa vetada por la Comisión Electoral, las autoridades esgrimieron la "epidemia de coronavirus" como principal argumento, algo que no impidió la asistencia de público en todos los partidos de fútbol, baloncesto y hockey sobre hielo de la pasada jornada o la apertura con total normalidad de los locales de ocio nocturno de la capital rusa la misma semana. La misma Duntsova ironizó que esa epidemia no afecta habitualmente a los que acuden a multitudinarios actos organizados por el Gobierno.

Largas colas para despedir a Navalni bajo un fuerte dispositivo policial del Kremlin

PI STUDIO

Lejos de bajar los brazos, los próximos a Navalni señalan que deben proseguir con la misión que tenía Alekséi. Esa es la postura de Dmitri Nisovtsev, colaborador del Fondo Anticorrupción –oenegé tildada de organización extremista en Rusia–. "Navalni no nos ha liberado de esta tarea que afrontamos; que lo hayan matado no quiere decir que tengamos que detener nuestra lucha contra Putin" fueron sus palabras. La esposa del difunto y otros miembros de su equipo en el exilio mantienen el mismo discurso de no dejarse ganar por el poder ruso.