Muestra de apoyo

Una visita de congresistas de EEUU a Taiwán vuelve a tensar la relación entre Washington y Pekín

Taiwán ha demostrado al mundo "una y otra vez cómo plantarle cara a la intimidación del Partido Comunista de China y no sólo sobrevivir sino también prosperar", señala Mike Gallagher, republicano y jefe del Comité sobre China de la Cámara de Representantes

Una visita de congresistas de EEUU a Taiwán vuelve a tensar la relación entre Washington y Pekín.

Una visita de congresistas de EEUU a Taiwán vuelve a tensar la relación entre Washington y Pekín. / EFE

Adrián Foncillas

Cinco legisladores estadounidenses han aterrizado este jueves en Taiwán para reafirmar su compromiso con la isla y despegar tres días después con la foto y una rabieta china. Cualquier intento de Pekín por conquistarla fracasará, ha aclarado Mike Gallagher, republicano y jefe del Comité sobre China de la Cámara de Representantes.

Taiwán ha demostrado al mundo "una y otra vez cómo plantarle cara a la intimidación del Partido Comunista de China (PCCh) y no sólo sobrevivir sino también prosperar", ha añadido Gallagher. "El mensaje que quiero transmitir desde ambos partidos es que, si Xi Jinping y el PCCh toman la decisión increíblemente estúpida de intentar invadir China, ese esfuerzo fracasará", ha tronado. Gallagher es un acrisolado antichino que ha acusado a Pekín, entre otras muchas cosas, de pretender la humillación de Estados Unidos.

La comitiva la completan dos congresistas demócratas otros dos republicanos de Illinois, Michigan, Dakota del Sur y Massachusetts. En su agenda figuran reuniones con la presidenta actual, Tsai Ing-wen, el vicepresidente, Lai Ching-te, el ministro de Exteriores, Joseph Wu, y empresarios locales. Taipéi ha agradecido que ese Comité sobre China, creado el pasado año, trabaje por la seguridad de la isla y ha avanzado que este viaje solidificará aún más los vínculos.

También Pekín ha seguido el libreto. El Ministerio de Exteriores ha recordado que Taiwán es una parte inalienable del territorio chino y pedido a Washington que "sea consciente de la extrema complejidad y sensibilidad" del asunto.

Victoria independentista

La visita llega apenas un mes y medio después de la tercera victoria consecutiva en las elecciones presidenciales del Partido Democrático Progresista. Pekín ya había adelantado que cuatro años más con los independentistas se le harían largos y anunció borrascas.

La muerte accidental de dos pescadores chinos en el Estrecho de Formosa y la romería de congresistas en estas semanas, algunos llegados cuando apenas se habían retirado las urnas, han confirmado el pronóstico.

La visita de Pelosi

Seis políticos estadounidenses aterrizaron en la isla en 2018 y 32 el pasado año. El tránsito del goteo al grueso caudal se explica por la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, cuya estatura política también le debía mucho a los ataques a China.

En 2022 se convirtió en el mayor cargo estadounidense en pisar la isla en décadas y Pekín ordenó tras su salida unos mastodónticos ejercicios militares que simulaban el bloqueo de Taiwán. Pocos en Taipei, Pekín o Washington pensaron que Pelosi dejó una isla más segura de la que encontró y sólo parecieron satisfechos los hiperventilados que ansían una confrontación abierta con China.

El viaje, presentado por Pelosi como un gesto solidario entre democracias, había alimentado el debate desde que se anunció. Ni siquiera entusiasmó a las afines. Joe Biden, presidente, no pensaba que fuera una buena idea. Referentes como 'The New York Times' o 'The Washington Post', tantas veces cándidos con la evangelización democratizadora de su Gobierno, lo etiquetaron de temerario y de gratuita provocación. Pero ese viaje que monopolizó las portadas globales estimuló el peregrinaje.

¿De qué sirven?

Entonces y ahora, la pregunta es la misma: ¿De qué sirven? A un ignoto congresista de Dakota del Sur le seguran exposición mediática y el sello de valeroso luchador por la democracia que apreciará el electorado de un país donde crece la sinofobia.

Es delicada la postura del anfitrión, tan necesitado de apoyo internacional como temeroso de la pataleta china. Fue evidente en aquella gestión de los que hicieron cola tras la visita de Pelosi, con más sordina que altavoces, desvelando su visita sólo tras su salida y sin presencia de la prensa.

Los más optimistas aluden a la necesidad de tranquilizar a los taiwaneses sobre la solidez del compromiso estadounidense. Las encuestas lo desmienten. La confianza popular en Washington ha caído del 45 % en 2021 al 34 % actual, según la Academia Sinica, el mayor instituto de investigación de Taiwán.