Meteorología adversa

Pekín sufre las lluvias más abundantes en 140 años mientras espera la llegada del sexto tifón

La tormenta ha dejado 20 muertos en Pekín y Hebei, la provincia que la abraza, y una docena de desaparecidos. También ha aconsejado la evacuación de casi un millón de personas

Trabajadores ferroviarios retiran árboles caídos sobre las vías del tren, tras el paso del tifón Doksuri, en Pekín.

Trabajadores ferroviarios retiran árboles caídos sobre las vías del tren, tras el paso del tifón Doksuri, en Pekín. / EFE

Adrián Foncillas

Pekín ha recibido las más abundantes lluvias desde que empezaran los registros 140 años atrás. Lo ha dicho el Servicio Meteorológico capitalino que durante la semana ya había hablado de las mayores de los últimos 70 años con el mismo argumento del inicio de los registros. En aquellos 140 años atrás China acababa de pasar por las Guerras del Opio y la Rebelión Taiping y parece dudoso que tuviera ganas y tiempo para medir la lluvia. Suena más razonable que empezara 70 años atrás, recién estrenada la República. La probable hipérbole no varía el cuadro: en Pekín ha llovido muchísimo.

La tormenta ha dejado 20 muertos en Pekín y Hebei, la provincia que la abraza, y una docena de desaparecidos. También ha aconsejado la evacuación de casi un millón de personas. Una decena de estaciones meteorológicas de Hebei han registrado esta semana sus récords históricos El cielo ha dado este miércoles un descanso después de cuatro días soltando agua y el tifón Doksuri, ya menguado, se ha dirigido hacia Jilin, Heilongjiang y otras provincias septentrionales.

Las autoridades han levantado ya la alerta roja tras el final de las lluvias y el regreso de los niveles no inquietantes a los ríos. Lo urgente ahora son las tareas de alivio a los heridos y la limpieza de las muchas ruinas que ha dejado el tifón, especialmente en Mentougou y otros distritos montañosos del oeste. Hasta las zonas más dañadas se ha dirigido el Ejército de Liberación Popular y la Cruz Roja China. Las redes sociales abundan estos días de rescates milagrosos de conductores atrapados en las corrientes briosas de las calles o el envío por helicóptero de comida y abrigo. El presidente, Xi Jinping, había ordenado días atrás que no se ahorraran esfuerzos para mitigar el sufrimiento de las víctimas y minimizar el número de fallecidos. No ha trascendido aún la factura del tifón en Pekín y alrededores pero no se prevé que sea mucho más baja que la que dejó en la provincia en Fujian, por la que entró en el país, aún con su fuerza intacta.

Sexto tifón de la temporada

Y mientras el Doksuri se extingue, se acerca ya el Khanun, sexto tifón de la temporada en la región y que podría llegar a China a finales de semana tras su paso por las islas del suroeste de Japón. El peor castigo lo sufre la más grande, Okinawa, donde ha muerto un hombre tras derrumbarse su garaje por los vientos de 200 kilómetros por hora. Hay una veintena de heridos, 700.000 personas han sido evacuadas y siguen los cortes generalizados de luz en buena parte de la isla. El aeropuerto de Okinawa lleva ya dos días cerrado, han sido cancelados casi un millar de vuelos y a la sensación de aislamiento contribuye la treintena de rutas de ferrys suspendidas, según el Ministerio de Transportes. No se prevé que los problemas desaparezcan en los próximos días.

Okinawa es célebre por soportar al grueso de las tropas estadounidenses acuarteladas en Japón, un dolor de cabeza para la población durante décadas, y por sus atracciones turísticas. El tifón Khanun (árbol de yaca, en tailandés) llega cuando había recuperado al fin las cifras de visitantes prepandémicas y meses antes de la temporada de tifones en la región, otro indicio de las nuevas convulsiones climáticas que provoca el calentamiento global. Las resume Pekín, con un clima continental seco, pero que ha estado bajo el grifo durante cuatro días.